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Francisco Àvila|BARCELONA
El Barça obtuvo el pase de semifinales de la Copa, donde se medirá ante el Mallorca, después de eliminar al Espanyol (3-2), en un vibrante clásico en el que los azulgrana dejaron escapar una cómoda ventaja (3-0) y se complicaron ante un combativo rival.

Después de que, en el minuto 56, Gerard Piqué marcara el 3-0, el Camp Nou ya celebraba la clasificación de su equipo para semifinales. El Espanyol parecía abatido, bajaba los brazos y parecía que su sueño copero era una quimera pero reaccionó. El equipo del argentino Mauricio Pochettino tiró de orgullo. Marcó Coro, en un remate afortunado que rebotó en Puyol en el minuto 59, y en la siguiente llegada a puerta (minuto 69) Callejón contó con la colaboración de Pinto para poner los nervios en la grada y la semifinal en el alero.

Los dos goles del Espanyol le pusieron emoción a un clásico, que parecía resuelto después de los goles de Bojan Krkic y el de Piqué, en una noche nada afortunada de los porteros.

El error, en el minuto 35, del meta argentino Cristian Àlvarez parecía definitivo para el Espanyol. Hasta entonces los de Pochettino habían resistido sin excesivos agobios el asedio del Barça, incluso Jonathan Soriano (minuto 25) tuvo una ocasión que recordará siempre, cuando erró solo ante Pinto, un mano a mano resuelto con demasiada ansiedad por el delantero blanquiazul que mandó el balón por encima del larguero.

Antes, Gudjohnsen había marcado en fuera de juego e incluso Cristian Àlvarez había estado bien colocado al desviar un centro envenenado de Bojan Krkic, titular en la habitual posición del camerunés Samuel Etoo, ayer en el banquillo.

Con este resultado, el Barça se verá las caras con el Mallorca en semifinales, jugándose el partido de ida la próxima semana en el feudo azulgrana.