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Después de un par de temporadas de relativa tranquilidad, de caminar por la acera más fime de la Liga, la palabra «final» ha vuelto a instalarse en el vocabulario mallorquinista. Hundido en el fondo de la clasificación, el equipo de Manzano ya sabe lo que le espera de aquí a final de curso. En esta ocasión, el itinerario hacia la calma empezará el domingo (17.00 horas) en Soria. Y aunque suene a tópico, los isleños se jugarán algo más que tres puntos en Los Pajaritos. Bastante más. No ganarle al Numancia supondría un duro golpe a la línea de flotación del proyecto y engordar, más aún, esa montaña de dudas que hay ahora mismo frente al vestuario. Para reducirla, el conjunto bermellón ha tomado nota de las gestas de los últimos años y ha vuelto a los entrenamientos dispuesto a regenerar su autoestima con un triunfo que pondría fin a casi cinco meses de sequía a domicilio.

Probablemente no sea el último, pero los malos resultados de las jornadas anteriores (Osasuna y Deportivo) han encendido el piloto de alarma en el ONO Estadi para convertir la cita del domingo en el partido del año. En estos momentos, todo pasa por lo que ocurra el domingo en Soria. El Mallorca va adentrarse en el vigésimo tercer episodio del campeonato con sólo dieciocho puntos en la maleta y si quiere cruzar la barrera de los cuarenta, apenas puede permitirse errores. Sobre todo, si con ellos le facilita el trabajo a algún enemigo directo. Y el Numancia es uno de los más próximos. Con dos puntos más que los isleños en la clasificación (ocupa el puesto 18 con los mismos puntos que el Osasuna), los de Kresic podrían abrir una zanja considerable en el furgón de cola si saben imponer sus argumentos al calor de su hinchada, aunque en la caseta rojilla no se contempla esa opción. «El ambiente en el grupo es positivo», reconocía ayer Iván Ramis. «Somos conscientes de que será un partido difícil, ante un rival directo y tenemos que ir a por los tres puntos para adelantarse», añadía el mallorquín, que este fin de semana volverá a la convocatoria después de recuperarse de las molestias físicas que arrastraba. «Es un partido que no podemos dejar pasar. Además, ganar allí sería muy bueno para coger confianza», insistía el defensa.

El discurso del entrenador a la plantilla es claro. Tras dos días de descanso en los que tanto el plantel como el cuerpo técnico han aprovechado para «desconectar y despejar la cabeza», Manzano reunió ayer a sus hombres en doble sesión. Por la mañana, para quitarse el óxido de las piernas y por la tarde, para pulir aquellos aspectos tácticos que han impedido que el equipo levantara el vuelo en sus últimas comparecencias. ¿El objetivo? Recuperar el pulso antes de abordar el domicilio del Numancia. «Hay que ir ganar y si no se puede, al menos puntuar y ganar después en casa», reconocía el propio Ramis. «No será un partido definitivo, pero hay que vencer sí o sí. Es una de las primeras finales que tenemos por delante. Hay que ir a ganar», repetía.

Dos de los factores externos que más preocupan de cara al fin de semana son el empuje de la afición numantina y las bajas temperaturas. En esa dirección, Ramis asegura que ni una cosa ni otra inquietan a los futbolistas del Mallorca: «Nosotros vamos a hacer nuestro juego. No creo que el público de Los Pajaritos sea como el de Osasuna, que está muy encima. Tenemos que hacer nuestro partido y olvidarnos del resto. Y para el frío, ya iremos preparados», señalaba el pobler.