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Javier Imbroda calificó luego de su estreno en Valencia a un Menorca en peor estado de lo que él creyó inicialmente. Tres partidos después, y tras lo acontecido ayer en Zaragoza, el diagnóstico respecto al cuadro clínico de los baleares, metafóricamente, haría referencia a un equipo que ha ingresado en la UVI. Y de pleno. El moribundo grupo isleño "diez derrotas seguidas-, cuyas constantes vitales andan al borde del colapso, ofreció ayer ante el CAI su peor rostro en mucho tiempo, especialmente al regresar del descanso, deambulando sin criterio y abandonándose a los esporádicos intentos de Stojic y Jeter, escasa réplica ante un rival que tuvo en el debutante Woods y al hortera Darren Phillip a dos auténticos baluartes interiores, y también ofensivos, a los que debe agregarse el siempre fiable Quinteros (18 puntos). Los 15 tantos de DP en el último cuarto (acabó con 17) y los 21 rebotes que totalizó conjuntamente con su compatriota ejercieron de estocada precisa para tumbar a un Menorca bajo mínimos. La crisis isleña, más profunda que nunca.

Imbroda sorprendió al poner de inicio a Weis y Otegui como dupla interior, aunque el experimento le concedió réditos inmediatos al Menorca (2-7), que alrededor de su novedosa pareja en la zona cimentó un equilibrado juego colectivo, con Jeter dirigiendo y anotando (10 puntos en el primer cuarto), y Stojic y Bazdaric recobrando, parcialmente, su versión más efectiva. El CAI vivía de la inspiración de Quinteros y del poderío físico de Woods, aunque eso no le alcanzaba para dominar (22-26, primer cuarto). Los problemas de faltas de Weis afectaron al rendimiento del colectivo, y el CAI inició su recuperación en la segunda manga (de 31-36 a 42-38). Un par de triples, uno de Marc y otro de Stojic, equilibraron la lucha coincidiendo con el intermedio (44-44). Ahí se acabó el Menorca.

Capaz de lograr únicamente 12 puntos en el tercer cuarto, el cuadro isleño dejó de ser dueño del tempo del partido. El CAI Zaragoza incrementó unos cuantos grados su nivel defensivo, lo que le permitió un atisbo de escapada (59-51), soslayado por un arrebato menorquín (59-56, muerto el tercer cuarto), que no tuvo continuidad. El festival de Phillip y la propia incapacidad para las acciones ofensivas en estático, privaron al Menorca de alcanzar con garantías de éxito el tramo decisivo. Los locales gozaron de un cierre plácido, permitiéndose gestos que convirtieron los momentos finales en los mayores fastos que el Príncipe Felipe recuerda en meses, jalonados con un espectacular mate de DP para el definitivo 83-70. El ViveMenorca, mientras, ingresaba en la UVI.