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El maleficio del colista amenaza la rehabilitación del Mallorca. El conjunto de Manzano, que durante la temporada ya se ha cruzado en cuatro ocasiones con el último clasificado de la Liga, no ha sumado un solo punto en esos enfrentamientos y está obligado a romper la dinámica si no quiere precipitarse de nuevo al foso. Con 28 puntos en el bolsillo y el furgón cola comprimiéndose, los baleares necesitan alargar su espiral positiva a costa del Espanyol. Sin embargo, los precedentes más próximos no resultan demasiado esperanzadores.

La primera vez que los rojillos se midieron a un farolillo rojo fue ante el Sporting, en el sexto capítulo del torneo. Los asturianos, que llegaban a Son Moix con la cuenta a cero y un saco de goles en contra, se levantaron de forma sorprendente gracias a los goles de Carmelo y Canella y provocaron el primer terremoto del ejercicio en el hogar bermellón (0-2).

Con su victoria en Palma, los asturianos le cedieron el último asiento de la tabla al Betis, que recibía una semana después al Mallorca en el Ruiz de Lopera. Los sevillanos, espoleados por su afición, no desaprovecharon la ocasión y arrollaron al once isleño en el primer tiempo (3-0).

El Mallorca se recuperó parcialmente en los compromisos siguientes y volvió a chocar con un equipo en apuros en la décimo cuarta jornada del campeonato. Visitaba Ciutat el Recreativo, que acabó imponiendo sus argumentos en un encuentro especialmente ajetreado. Marco Ruben abrió el marcador en el primer minuto y aunque David Navarro niveló la cita enseguida y Jurado le dio la vuelta, los tantos de Colunga y Javi Fuego provocaron un cisma en el seno del club. La afición despidió a Grande con una de las mayores pañoladas que se recuerdan y agrandó la depresión mallorquinista, que alcanzaba ahí el punto máximo.

La última mala experiencia cercana es la que se vivió a principios de febrero en el Reyno de Navarra. El Mallorca, envuelto también por los interrogantes, no supo sobreponerse a los apretones del cuadro navarro y acabó besando la lona por culpa de un gol de Walter Pandiani.

Más allá de sus tiros al aire frente a los colistas, el Mallorca tendrá que romper otra maldición en Barcelona. Y es que los de Son Moix han encadenado siete derrotas en sus últimas visitas a Montjuïc. La última vez que el equipo ganó allí fue en el transcurso de la temporada 2000-01 (lo había hecho también un curso antes) y desde entonces, siempre ha regresado de vacío a la Isla. En este caso, además, el Espanyol llega al partido muy perjudicado por los últimos resultados y está obligado a ganar para mantener las opciones de salvar la categoría.