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José Antonio Pascual MADRID

España dio un paso más hacia el Mundial de Sudáfrica tras ganar a Turquía por 1-0, pero lo hizo en el partido más espeso de la era Vicente del Bosque que desatascó el defensa del Barcelona Gerard Piqué.

La selección española, pese a no jugar bien, supo esperar su oportunidad para salvar la visita del difícil conjunto turco y afrontar con más calma y una ventaja importante el encuentro del miércoles en el Ali Sami Yen.

El gol de Piqué llegó en un momento clave, al cuarto de hora del segundo periodo, cuando las prisas o los nervios podían llegar a las gradas y al campo.

Fernando Torres, en su regreso al Bernabéu, se 'ganó' una falta al borde del área y el zaguero barcelonista, en su segundo encuentro con la 'roja', resolvió muy atento.

Fue la manera de desatascar un partido flojo del conjunto de Del Bosque en líneas generales, discreto, y en el que se esperaba una nueva fiesta de fútbol de los españoles, que a falta de esto amarró los puntos y batió el récord histórico al obtener diez victorias seguidas.

Fatih Terim tiene un bloque que es como un ejército. Dispone de sacrificio y ardor guerrero. Y orden, mucho orden y disciplina. Con esta filosofía maniató sobre todo en la primera parte a España y en muchos compases de la segunda.

El dibujo táctico planteado por Del Bosque, asimétrico, con la entrada de Santi Cazorla por Silva y el trío Xabi Alonso, Senna y Xavi en la medular no dio la respuesta adecuada a las necesidades de la confrontación durante la primera mitad.

Turquía, semifinalista en la Eurocopa que coronó a España, demostró que es un rival a tener muy en cuenta. Está a un paso del 'top 10' mundial que lidera el conjunto hispano. No por casualidad, ni mucho menos.

Terim tenía el encuentro perfectamente estudiado y supo frenar la salida de los jugadores españoles con Nihat y Semih Senturk. Luego formó una medular con cuatro hombres perfectamente dirigida por el bético Mehmet Aurelio y el ex interista Emre Belozoglu, y atrás se pertrechó, pese a las bajas, con suficiencia.

No encontró respuestas Del Bosque pese a sus continuos intentos desde fuera del banquillo, alarmado tempranamente por el juego que no encontraba en sus hombres, imprecisos y hasta atolondrados.

Nihat propinó un susto mayúsculo a los cinco minutos y Semih Sentuk a los siete. España, en cambio, tardó 18 minutos en acercarse con algo de peligro ante Volkan Demirel, cuya única intervención llegó justo antes del descanso a un disparo de Fernando Torres.

Escaso el bagaje de una selección española demasiado fría, lenta, sin ritmo y errática. Xavi echaba en falta a su 'socio' Andrés Iniesta, cuya ausencia facilitaba la labor de contención de una Turquía que además salía, las bandas apenas existían y la movilidad brillaba por su ausencia pese a los intentos de Torres y Villa, a quien se le acabó la racha al séptimo encuentro tras seis seguidos marcando.

El descanso activó algo los biorritmos del conjunto de Del Bosque, que tardó un cuarto de hora en abrir la lata de los turcos en la acción de Piqué. Terim poco antes había renunciado a su principal referencia ofensiva retirando del campo a Semih Senturk y dejara tan solo a Nihat.

El 1-0 permitió a España asentarse mejor en su fútbol de toque. La entrada del debutante Juan Mata por Villa le dio mayor equilibrio táctico y las bandas encontraron mayor protagonismo.

Sin alardes, pero con mayor claridad de ideas, España mandó más y mejor ante un rival que perdió su rigor en la contención e incluso dispuso de ocasiones para ampliar la cuenta por medio de Silva, que suplió a Cazorla, Xabi Alonso, Sergio Ramos y Mata, pero no le hizo falta.

Ahora el equipo de Del Bosque afronta el traslado a Estambul con notable ventaja en la clasificación de la fase de clasificación. Turquía está obligada a ganar para mantener sus opciones y, como quedó demostrado en la última fase del encuentro del Bernabéu, con espacios, es más vulnerable y España puede aprovecharlo.