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Rubén J. Palomo|EIVISSA
El Lleida acabó ayer con gran parte de las esperanzas de la Peña Deportiva por conseguir la permanencia. El equipo de Cristóbal Parralo llegaba a la cita con fe ciega de conseguir los tres puntos, redondear con seis una semana atípica jugando como local y rozar con la yema de los dedos la salvación. Pero todos estos sueños ahora mismo están rotos.

El conjunto de Santa Eulalía apenas ofreció argumentos para llevarse el premio, aunque tampoco el bloque ilerdense. Pero en estas categorías ya se sabe. Una acción aislada decide los encuentros y, normalmente, los equipos grandes como el Lleida tienen la suerte de cara. Un penalti muy riguroso de Neftalí sobre Mikel Àlvaro en el minuto 85 sentenció a la Peña, que ve cómo la brecha con los equipos que marcan la salvación vuelve a abrirse de manera casi definitiva.

El técnico del bloque de Santa Eulàlia repitió el planteamiento del pasado miércoles con la novedad de Guirado por Borja en el costado derecho. Mismos nombres, distinto resultado. En frente había una escuadra sólida que dispone del mejor sistema de la liga, gracias al cual sólo han encajado 27 dianas. Y para más inri, Moya y Jerson, los centrales titulares, no jugaron ayer.

Hasta el minuto 14 de encuentro no ocurrió absolutamente nada. El Lleida tardó algo más en acoplarse al terreno de juego, pero una vez asentada no dio ninguna facilidad a los jugadores de la Peña.

Heredia fue el primero en probarlo, como casi siempre. El gaditano se marchó con velocidad por la izquierda y cedió a Tino dentro del área, pero el valenciano desaprovechó la oportunidad que pudo adelantar a la Peña Deportiva en el marcador.