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Agencias|MADRID
El Real Madrid perdió la cuarta batalla de la eliminatoria de cuartos de final de la Euroliga y con ella su sueño de poder luchar por llegar a Berlín, pese a dominar durante la mayor parte del partido a un Olympiacos que supo jugar los minutos finales.

Vistalegre fue una olla a presión desde el primer segundo. Equipo y afición estaban «enchufados» sabiendo lo que estaba en juego y el triple inicial de Mumbrú fue un buen presagio. Sin embargo, Olympiacos no pensaba ser un convidado de piedra y agarrado a las genialidades de Childress pasó a dominar el marcador. La infantería madridista funcionaba bien, pero la artillería blanca tenía el punto de mira desviado. Y aunque la defensa se esforzaba, la falta de tiro exterior dejaba todavía más en inferioridad a un Reyes que peleaba casi en solitario bajo los aros.

Tras el 16-20 del primer cuarto, el Madrid decidió cambiar de cuerpo de ejército para el segundo cuarto y dio entrada a la caballería. La defensa dio otro giro de tuerca, se robaron un par de balones y, sobre todo, se encontró el camino del contragolpe, gracias también a la intimidación de Van den Spiegel. El Real Madrid jugó los mejores minutos de la temporada. La aportación de Winston también fue importante. El 41-33, tras un parcial de 25-13, fue esclarecedor.

En la continuación siguieron los problemas de puntería, lo que hizo que un parcial de 4-10 en los primeros cinco minutos volviera a poner el marcador en el filo de la navaja: 45-43. Vistalegre rugió para insuflar ánimo. Las defensas se emplearon a fondo y cada balón y cada canasta se encarecieron hasta límites insospechados. Winston salió de nuevo para ayudar a su equipo y consiguió que el Madrid acabara el tercer cuarto dominando el marcador, 58-54.

Que las cosas no iban a ser fáciles era una realidad y el Olympiacos lo demostró al minuto y medio del último cuarto adelantándose 59-60. Bullock acudió al rescate, también Reyes y Vistalegre siguió rugiendo. A falta de seis minutos, 65-60. A falta de 4, 65-64. A falta de tres y medio, los griegos volvieron a adelantarse, 65-66. A 2:32 para el final y con 67-66, Reyes dejó la pista por cinco personales. Se entró en el último minuto con empate a 70, y a falta de 36 segundos, Erceg clavó un triple en lo más profundo del corazón madridista. Bullock perdió un balón y el Madrid se desangró en los segundos finales.