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Le entregaron las llaves de una casa en ruinas; la escritura de un solar que ahuyentaba a los compradores. Una entrada tenebrosa adornaba aquel edificio, que amenazaba con un derrumbe inmediato. Apenas dio un paso Mateu Alemany Font por el interior de la morada y las paredes recuperaron su viejo color rojo. ¿Milagroso? Quizás.

-Evalúe el «efecto Alemany»

-Detesto personalizar. Además, en este caso resulta injusto. Hay mucha gente que se ha incorporado al club en esta nueva etapa. Lo que sí es cierto es que apenas han transcurrido dos meses y medio desde que se produjo el relevo en la presidencia y la sensación que tengo es que ha pasado mucho más. Creo que los objetivos que nos marcamos se van cumpliendo y eso es una buena noticia. Se trataba de recuperar lo más rápido posible la paz institucional, la paz social y la paz mediática. Cuando hablo de paz hablo de normalidad, la necesaria para que la plantilla pudiera trabajar con la tranquilidad que precisa cualquier equipo de fútbol.

-Entonces, ¿el entorno es la clave?

-Es muy importante, pero es evidente que también confluyen otros factores. Considero que se ha logrado un buen entorno para los jugadores y entrenador; se les han transmitido tranquilidad a todos los niveles y saben que el club cumplirá con todos los compromisos que tiene asumidos. Se ha intentado que la plantilla tenga una referencia profesional y afortunadamente ya no se habla de aspectos referidos al futuro del club, la situación del presidente, la crisis social y las dudas respecto al cumplimiento de los contratos. Se trataba de conseguir un escenario propicio para que los jugadores pudieran rendir al máximo. Nunca se consigue la perfección, pero si que es cierto que estamos en el camino adecuado.

-Aseguran que en privado ha comentado en varias ocasiones que se ha encontrado un Mallorca irreconocible. ¿Es cierto?

-En fútbol los tiempos se marcan de una forma distinta a la vida normal. El reloj se mueve a otra velocidad. Ante eso, es cierto que tres temporadas y media son bastantes. Muchas personas que trabajaron conmigo en mi anterior etapa y que siguen en la entidad admiten que la cultura y la filosofía del club ha cambiado. Y mucho. Yo no valoro si el cambio ha sido positivo o negativo, entre otras cosas, porque un club de fútbol se puede entender de muchas maneras. Lo que si es cierto es que algunos ejecutivos importantes ya no están en la casa.

-¿Cómo se construye el regreso de Mateu Alemany?

-Todo es muy sorprendente y muy rápido, aunque existen dos episodios muy distintos. Tras la derrota en casa ante el Recreativo de Huelva (2-3) es el propio Vicenç Grande el que me pide ayuda, pero no nos entendimos. Tras este capítulo, llegue a la conclusión de que mi colaboración era imposible. Es cierto que ese momento también realicé una evaluación general del club y la cosa estaba muy mal. Después se produce un segundo movimiento, gestado por el propio Vicenç Grande a través de Joaquín García y que también viene acompañado por una intervención de los administradores concursales del Grup Drac. Los responsables del proyecto anterior habían llegado a una situación límite, se aceptan todas mis condiciones y se cierra la operación. A mi todo lo que ha sucedido me parece sorprendente, pero cuando tomé la decisión de volver pesaron más los factores emocionales que los racionales.

-¿Nunca pasó por su cabeza la posibilidad de abrir una segunda etapa en el club?

-No. Tras la final de la Copa del Rey empiezo a pensar que ha llegado el final de mi ciclo; el final de una manera de entender el club y entender el fútbol. Mentalmente, a partir de ese año, ya estoy pensando en mi salida del Mallorca, aunque tenía un reto pendiente: la mallorquinización del accionariado. Este reto me llevó a seguir dos años más en distintas situaciones, si bien en el 2004 estuve a punto de abandonar. En 2005 tenía claro que era mi último año y que finalizaba una etapa. Además, lo hacía con el convencimiento de que no iba a volver y así lo manifesté públicamente. Creo que dejé una organización francamente buena y que eso otorgaba fiabilidad de cara al futuro. Una situación excepcional, la entrada en concurso de Vicenç Grande, lo varía todo... Y aquí estamos.

-Durante su época más reciente, el Mallorca ha experimentado con todo tipo de modelos de propiedad. La familia Asensio, la famosa mallorquinización a la que usted ha aludido y un accionista mayoritario local... ¿Cuál es el mejor modelo?

-No existe un modelo perfecto. Mi espíritu siempre ha sido que el club fuera de todos, aunque realmente el Mallorca es de todos y siempre lo será, independientemente de quien sea el titular de sus acciones. Está demostrado que un club de fútbol pertenece a sus aficionados. Ellos son los que mandan y lo que acaban decidiendo. Repito que no existe un modelo perfecto, lo que si existe son modelos de organización que si funcionan.

-Entonces, ¿cuál es la menos mala de las fórmulas?

-Creo que lo ideal para cualquier sociedad, en concreto un club de fútbol, es que el accionariado esté repartido entre mucha gente y que además sean mallorquines. Si es posible...

-Cómo contempla el futuro más inmediato, el del Mallorca y el de su actual presidente.

-Si en una situación normalizada siempre me ha gustado realizar planteamientos a medio plazo, la verdad es que a día de hoy sólo tengo una cosa en la cabeza: ayudar al máximo al equipo para lograr la permanencia, un aspecto vital desde una perspectiva social, económica y deportiva. Quedan dos meses de competición y no pienso en otra cosa. Tengo claro que a partir del 31 de mayo -fecha en la que acaba la Liga- deberán hacerse cosas y diseñar un nuevo proyecto para el Mallorca, pero no quiero dar nidiendo. Repito que no existe un modelo perfecto, lo que si existe son modelos de organización que si funcionan.

-Y el futuro de Alemany...

-Si no he dado pasos que puedan afectar al futuro del club, que es lo más importante de todo, sería injusto que me pusiera a pensar en mi futuro. No me preocupa. Ahora mi gran y único objetivo es ayudar al máximo a la entidad. A partir del 30 de junio ya veremos cual es la situación. La prioridad es salvar este barco. Mi situación personal es secundaria.

-¿Le seduce la posibilidad de continuar?

-No me lo planteo. De verdad.

-Su regreso a la presidencia llegó acompañado del anuncio de una exhaustiva auditoría, pero sus conclusiones siguen siendo un gran misterio.

-La auditoría sigue su curso, todavía se está haciendo.

-Pero si ha trascendido que se habían detectado graves errores de gestión...

-Yo nunca he dicho esto. Lo que he dicho es que la gestión es un asunto siempre discutible y que cada uno podrá tener su opinión. Yo tengo la mía, pero como presidente del Mallorca me la reservo. Lo que si es cierto es que el dinero que se ha gastado está justificado de forma correcta. Existían ciertas dudas sobre el destino del dinero que se había ingresado por los traspasos durante este verano, pero se ha corroborado que ha destinado a gastos originados por el propio club y no a otro tipo de pagos. La auditoría continúa en marcha, se encargó en su momento para conocer la situación de la entidad y para que sea una base sobre la que construir el futuro proyecto del Mallorca. De todas formas, debo reconocer que ahora mismo no es una prioridad y tampoco me gustaría que se convirtiera en una fuente de contaminación mediática que ahora mismo no interesa a nadie.

-¿Hubiera recomendado a Vicenç Grande que abandonara la presidencia del club después de que su grupo de empresas instara concurso de acreedores?

-Con el paso del tiempo se ha demostrado que el gran problema que tuvo la gestión de Grande fue la entrada en concurso de sus empresas. De alguna manera colapsó la financiación del Mallorca porque las garantías patrimoniales que ofrecía estaban en entredicho. El Mallorca padeció esta situación.

-Su vuelta a la poltrona ha tenido un reflejo formidable sobre el terreno de juego y el Mallorca es uno de los mejores equipos de la segunda vuelta del torneo. ¿Lo esperaba?

-Lo que debo hacer es felicitar al entrenador, a los jugadores y al público, que son los grandes protagonistas de esta reacción. La reacción ha sido espectacular, pero el mérito es suyo. No es fácil que un equipo que se encuentra en la situación en la que estaba el Mallorca se transforme de esta manera. La reacción debe enorgullecernos a todos, pero en estos momentos estoy preocupado. Detecto un exceso de confianza y relajación en el entorno del club. Y eso no es bueno. Sólo estamos a tres puntos de distancia del descenso y la confianza y la relajación pueden ser nuestros mayores enemigos. Analizando el calendario, al Mallorca le quedan seis partidos de Liga para acabar la competición y este es el concepto que debemos asumir todos. En estos seis partidos debemos sumar un mínimo de 10 puntos. No es fácil y debemos apretar al máximo. Los cuatro últimos partidos serán muy complicados y si la Liga está apretada la complejidad será máxima. Entiendo que después de haber sufrido durante tanto tiempo es humano que el equipo y su entorno pueda creer que casi todo está solucionado, pero habrá ocho equipos que van a pelear para evitar el descenso y nosotros formamos parte de este paquete.

-¿Cómo puede haber afectado al equipo el parón liguero motivado por los compromisos de las selecciones? Quizás para el Mallorca no era interesante que la competición abriera un paréntesis.

-Nunca se sabe como puede afectar. En ocasiones los parones agrandan las heridas de las derrotas y en ocasiones se mitiga el efecto de las victorias. Estoy de acuerdo en que quizás es un factor que haya podido contribuir al exceso de confianza que detecto en el entorno del club. Debemos luchar contra esto y esta es mi máxima preocupación.

-Usted atribuye al actual entrenador, Gregorio Manzano, un gran mérito en la reacción del equipo, pero tampoco debe perderse de vista lo que sucedió durante la primera vuelta del torneo...

-Yo lo que creo es que durante la primera vuelta de la competición los grandes problemas de la entidad no radicaban en el trabajo del entrenador. Es más, bajo un entorno muy difícil y muy crispado, el entrenador mantuvo el tipo y mantuvo una línea de trabajo muy positiva. Sus declaraciones públicas también fueron ejemplares y si a los entrenadores hay que juzgarlos por los resultados, es evidente que en esta segunda vuelta son francamente buenos. Si cuando perdemos se critica al entrenador, cuando ganamos hay que atribuirle cierto mérito.

-No obstante, en algunos círculos se insiste en que estamos ante el final de un ciclo en el banquillo del Mallorca.

-Sobre los entrenadores todo el mundo opina y cada uno dice la suya. Lo que no es opinable son los resultados y en estos momentos el equipo está funcionando. El tema de los ciclos lo debe evaluar la propia persona, aunque en el caso de Manzano creo que reúne las condiciones ideales para entrenar al Mallorca y creo que es algo que ha demostrado. Aquí siempre ha rendido muy bien y cuando alguien funciona no se porque debe hablarse del final de un ciclo. Manzano tiene un currículum y unos resultados con el Mallorca. A partir de aquí, creo que el análisis que debe realizarse sobre su trabajo es muy bueno. Tiene un año más de contrato y no contemplo ningún argumento que indique que ha llegado el final de un ciclo.