Su última hazaña la conseguía en un choque en el que ni el cuadro salmantino ni el balear se jugaban nada y en el que el morbo lo ponía el regreso de Jorge Méndez a Salamanca para enfrentarse a su ex equipo y del que su hermano es gerente. Y el Méndez entrenador triunfaba. Sus chicas vencían en el pabellón de Würzburg, hito que sólo el Hondarribia había logrado esta temporada. Y el Mariana lo conseguía gracias a su fulgurante comienzo, a la relajación del Avenida y a estar atento en momentos puntuales. Las cosas ya pintaban bien desde el primer cuarto, en el que Armintie Price y Gisela Vega avisaban de que no se iban a tomar el partido como uno más.
El Avenida apostaba por dar descanso a las más habituales y lo terminaba pagando. El segundo cuarto se ponía de parte de las locales (22-12), lo que parecía complicarle el partido al Mariana que, sin embargo, no se dejó amilanar. La afición también notaba que el encuentro no era importante y Würzburg no era la caldera que acostumbra ser. El tercer parcial acababa con un 21-22 que dejaba el marcador arrastrado en un 61-57, y lo dejaba todo por decidir en el último parcial.
De las circunstancias del equipo salmantino se aprovechaba el Mariana, que en los últimos diez minutos obtenía un parcial 11-23 que le otorgaba la victoria. Los despistes de las locales en los instantes finales, motivados por la idea de probar jugadas nuevas de cara a las semifinales de Liga, terminaban por ayudar a las mallorquinas. El cuadro balear concluía su primera participación en la fase regular de la máxima categoría y doctorándose en un lugar tan estudiantil y que ama tanto al baloncesto femenino como Salamanca, con el Puig d'en Valls en el horizonte y el clave factor pista amarrado.
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