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Fernando Fernández Portland rezuma ambición. El regreso de los Blazers a los 'playoffs' ha desatado la euforia en el entorno de la franquicia de Oregón, y la NBA mira con lupa las evoluciones de uno de los equipos con mayor proyección de la liga estadounidense. Y un mallorquín es artífice directo del éxito cosechado por Nate McMillan y sus chicos. Rudy Fernández comparece en las series por el título en su primera aparición al otro lado del Atlántico, y los Rockets de Houston son la primera piedra de toque antes de un soñado pulso con los Lakers de Pau Gasol y Kobe Bryant.

La ausencia de los Blazers en los 'playoffs' (no los jugaban desde 2003) y el recuerdo del único título que ha llegado hasta Portland (1977) invaden una ciudad que vive con locura el estado de gracia de su equipo, que no disfruta de una final de la NBA desde 1992 (perdieron ante los Bulls de Jordan y compañía) y la última de Conferencia se remonta al 2000 (cayeron, 4-3, frente a los Lakers).

Con Rudy consagrado como el mejor triplista 'rookie' de la historia, Roy en plan estelar y Aldridge viviendo su mejor momento, el balance de Portland (54-28) ha tenido en el Rose Garden -su centro de operaciones- su principal punto de apoyo. Al hogar de los Blazers regresan los 'playoffs' en la madrugada del domingo (hora española). Los Rockets (53-29) de Rick Adelman llegan sin McGrady, pero con Luis Scola crecido, Ron Artest en buena forma y Yao Ming entre algodones. Las dos primeras citas (18 y 21 de abril) trasladan la serie al Rose Garden, para mudarse el próximo fin de semana (24 y 26) al Toyota Center. Un quinto partido devolvería el cruce a Portland (28/4), que en el sexto retornaría a Texas (30/4) y un hipotético séptimo y decisivo choque tendría como marco el feudo de Rudy y sus amigos (2 de mayo). La franquicia más española de la NBA -con Rudy y Sergio Rodríguez en sus filas- tiene mucho que ganar en el camino hacia el anillo que defienden los Celtics y ansían unos Lakers a los que no les haría mucha gracia cruzarse en su senda con unos Blazers que nada pueden perder. Rudy y compañía ya han hecho historia y todo lo que venga será una recompensa para McMillan y los suyos, que han devuelto la sonrisa a la hinchada de Portland.