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José A. Moreno|VALLADOLID
Real Valladolid y Villarreal no supieron ganar un partido flojo y sin ritmo, aunque el empate sin goles le sabe mucho mejor a los vallisoletanos que aguantaron media hora con diez jugadores, por roja a Bea, en una acción que desperdició Rossi para colocar el 0-1 desde el punto fatídico.

El Valladolid quería ayer «cercenar» su racha de tres derrotas y sellar la permanencia. Los de Mendilíbar sumaron nueve puntos en la secuencia de cuatro partidos ante los grandes en la primera vuelta, pero aún no habían recogido fruto alguno en la segunda.

El Villarreal, por su parte, jugaba en uno de sus campos «malditos». Nunca ha sido capaz de ganar en Zorrilla, pero esta tarde contaba con el delantero Joseba Llorente, ex jugador local e ídolo en este estadio.

Por el Valladolid, la dupla Víctor-Canobbio se mostró muy activa en ataque, pero les faltó el punta, el hombre destinado a finalizar las jugadas. De hecho, sólo hubo dos disparos a puerta de los blanquivioletas en el primer tiempo.

Los castellonenses no estuvieron a la altura de sus mejores tardes. Al margen de las bajas, ayer no tuvieron argumentos en banda ni capacidad de creación en el centro del campo, con dos pivotes demasiado defensivos, Eguren y Bruno.

Los locales se abonaron a la teoría de que un empate no era, en absoluto, un resultado desdeñable y el Villarreal, con el balón, andó escaso de ideas.