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Efe |ROMA
El número uno del tenis mundial, el mallorquín Rafael Nadal, aplastó con facilidad al chileno Fernando González por 6-3 y 6-3 en una semifinal de trámite del Masters 1.000 de Roma y disputará hoy (16.00 horas, IB3TV) la final del torneo contra el vencedor del año pasado, el serbio Novak Djokovic. Nadal, que encadena 29 triunfos consecutivos sobre tierra batida, luchará por embolsarse los 2'75 millones de euros con los que está dotado el campeonato romano contra un Djokovic pletórico después de ganar ayer al suizo Roger Federer su semifinal en un duro partido en el que la interrupción de la lluvia fue clave.

El mallorquín ha sido el jugador más sólido del campeonato, no ha cedido ningún set y tampoco se ha encontrado a nadie que le ponga en ningún aprieto serio durante su camino a la final. No así el serbio, que durante la primera parte del partido de ayer dio la sensación de estar hundido y de no albergar la más mínima esperanza de poder defender su título en el estadio Pietrangeli.

Trámite
En su semifinal, el número uno del tenis mundial se dio prisa en acabar con el trámite, sacó la apisonadora y aplastó a González, todo un número 13 de la ATP, con una facilidad pasmosa. Nadal jugó un muy buen partido, pero González contribuyó a su éxito con un planteamiento kamikaze, imposible de tener éxito contra el mejor jugador del circuito. Sin embargo, para ganar, Djokovic tuvo que rehacerse después de una interrupción provocada por un espectador que le rompió la concentración y le costó el primer set y la mitad de otro.

Una segunda interrupción, ésta vez a causa de la lluvia, fue clave para el serbio, porque cuando se reanudó la semifinal salió hecho un león a la cancha y se comió a un Federer fallón, que no se podía creer cómo se había dejado ganar.

El suizo Federer, número dos de la clasificación de la ATP, no le dio demasiada importancia a su derrota en la rueda de prensa posterior a la semifinal, porque sus ojos están puestos ahora en Roland Garros.

En cuanto a la semifinal de Nadal, tanto el español como González comenzaron a jugar el primer set con mucho respeto muto, ganando sus servicios pero sin arriesgar demasiado, como si se estuvieran tomando la medida.

Pero el chileno se dio cuenta pronto, con el 2-2 en el marcador, de que ésta estrategia no le llevaría a ningún lado contra el número uno mundial, por lo que decidió soltar el brazo para ver si tenía una buena racha. Entonces comenzó una rocambolesca fase del partido, con un baile de roturas de saque que dejó al español mandando en el marcador por 4-3, después de romper el servicio de González por dos veces consecutivas. El chileno no cambió su estrategia alocada y siguió dando palos.

Cuando no le entraban perdía el juego, pero cuando la bola botaba dentro también perdía, porque Nadal las devolvía todas, convertido en un muro.
González tiró el primer set a la basura y ni siquiera se recompuso con el inicio de la segunda manga. En muy poco tiempo, Nadal se puso 3-0 en el segundo set y desde entonces para todo el público el partido ya estaba acabado.

González se hizo con el siguiente juego con un tenis deslavazado pero efectivo, alguna dejada de bella factura incluida. Pero al español le daba igual, con el partido totalmente encarrilado se limitó a continuar con su juego y solventar rápidamente el partido pensando ya en la final de hoy contra Djokovic.

El jugador chileno tuvo la suficiente presencia de ánimo como para maquillar el resultado y hacer un tercer juego en la segunda manga, pero Nadal pisó un pelín el acelerador y cerró el partido por la vía rápida con una dejada que puso el doble 6-3 en el marcador. El balance favorece al balear por 12-4, con un inapelable 7-0 sobre tierra que deja claro el dominio mostrado por parte del jugador de Manacor, el rey indiscutible en esta superfície.