Igual que en 1982 Palma ha dejado pasar la oportunidad de ser una de las sedes de un Mundial de fútbol. Cort ha desestimado la posibilidad de integrar la candidatura conjunta de España y Portugal para organizar la gran cita futbolística de 2018. El Ajuntament ha argumentado la imposibilidad de cumplir con el pliego de condiciones que exigía la FIFA a través de la Real Federación de Fútbol (RFEF) para no concurrir a la criba junto a A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Elche, Gijón, Girona, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Salamanca, San Sebastián, Santander, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vigo y Zaragoza.
El consistorio palmesano analizó la documentación para solicitar ser sede del acontecimiento, pero en el primer requisito basó su negativa a concurrir a la selección de aspirantes. La RFEF exige un estadio con capacidad para 40.000 espectadores y Cort dio por canceladas sus aspiraciones. El aforo de Son Moix es de 23.500 y el Ajuntament consideró inviable una remodelación o la posible construcción de una nueva instalación.
El rechazo ha generado malestar en diversos sectores económicos y políticos al apreciar que Ciutat vuelve a perder una oportunidad de apostar por un acontecimiento de primer nivel que hubiera repercutido en todos los sectores de la Isla.
Cort argumenta que dispuso de poco margen para confeccionar el proyecto y realizar un estudio de viabilidad económica. El Consistorio palmesano considera que el Consistorio tiene «otras prioridades» y señala que la situación económica global obliga a ser «realistas». Además, la remodelación de Son Moix no se presenta como una alternativa.
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