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Santiago Aparicio|MADRID
La Caja Mágica aguarda hoy el vigésimo duelo entre Rafael Nadal y Roger Federer para decidir al campeón del Masters 1000 de Madrid. Es el reencuentro de los dos dominadores del planeta tenis desde que se vieran las caras por última vez en la final del Open de Australia. A partir de las 16.00 horas se decide el último título antes de París y pone a prueba la capacidad del suizo para hacer tambalear el reinado del manacorí, que ayer firmó otro partido épico, uno más que añadir a una carrera de hazañas, para remontar, tras 4 horas, a Djokovic, (3-6, 7-6 (5) y 7-6 (9), que tuvo en su poder tres puntos de partido para rematar al número uno cuando estaba contra las cuerdas.

El suizo Roger Federer, distanciado del protagonismo competitivo en los últimos torneos, regresó tras batir en dos sets al argentino Juan Martín del Potro (6-3 y 6-4), incapaz de superar el impacto y el talento de la segunda raqueta del circuito. Federer apartó del camino al tenista de Tandil en ochenta minutos. Sin grandes contratiempos. Sintiéndose superior.

Nadal salió airoso de otro trance. Reforzado, de paso, para Roland Garros. El tenista mallorquín puede convertirse en el primer jugador de la historia del torneo de Madrid en lograr dos títulos y el primero de la historia en encadenar el éxito en los tres Masters 1000 sobre tierra.

El último set y su desempate enterraron todo los sucedido antes. Las sospechas cernidas sobre el número uno del mundo después de un comienzo irregular. Los desaciertos. Los errores no forzados, demasiados para lo que el mallorquín acostumbra. Los peores augurios asomaron ya al poco de la puesta en escena. De entrada, Nadal cedió su saque. Y Djokovic adquirió una ventaja de 3-0. Confiado, sólido, alumbrado por la fiabilidad de su servicio el serbio se sintió seguro.

Alarma
La presencia del fisioterapeuta de la ATP encendió las alarmas. Nadal fue atendido, salió vendado y el público temió lo peor. La presencia del médico fue habitual después. Atendió más tarde a Nadal. Pero Djokovic también requirió sus servicios después de salir malparado en un muslo tras forzar demasiado en una acción. Nadal mantuvo el tipo con más fe que juego en la segunda manga. Y llevó el desenlace al desempate, que ganó por 7-5 para extender el duelo.

El cuerpo a cuerpo se descubrió en el último parcial. Con las fuerzas justas y con Novotny permanentemente requerido. El equilibrio llegó hasta el final a pesar de que cada uno hizo una rotura del saque del rival que no deshizo el equilibrio. El partido merecía ese final. Con opciones para ambos, entregados a la lucha.

Djokovic dispuso de tres puntos de partido. Uno con su saque. Pero no remató al manacorí, que en el segundo del que dispuso cerró el partido.
Nadal se mostró preocupado por la recuperación física después del desgaste sufrido ante el balcánico, donde terminó haciendo «un partidazo». «Después de cuatro horas y salvar tres puntos de partido, he jugado muy valiente y con un poco suerte me ha salido todo muy bien. El partido estaba muy negro en el primer set. He ido cogiendo el ritmo y he terminado haciendo un partidazo», dijo Rafael Nadal.

Por otra parte, la rusa Dinara Safina y la danesa Caroline Wozniacki disputan hoy la final femenina, que ofrecerá el primer enfrentamiento entre ambas jugadoras. Safina logró su acceso al imponerse en las semifinales a la suiza Patty Schnyder por 6-4 y 6-2 en una hora y 16 minutos, mientras que Wozniacki hizo lo propio ante la francesa Amelie Mauresmo por 7-6 (1) y 6-3 en un hora y 59 minutos.