Miquel Àngel Moyà observa una réplica de la Copa del Rey en la sala de trofeos del ONO Estadi. Foto: PERE BOTA

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Miquel Àngel Moyà vuelve a ser el que era. Después de su frustrado traspaso al Valencia del pasado verano y de vivir medio año en la enfermería, el portero del Mallorca ha llegado a tiempo de subirse al último tren de la temporada y en apenas un par de partidos bajo el larguero ha recuperado el sitio que tenía en el escaparate. El de Binissalem, que ante el Barcelona redactó una actuación espectacular, es ya una de las piezas más codiciadas del vestuario bermellón y se perfila como uno de los grandes animadores del mercado veraniego.

De momento, su vuelta a la arena no ha pasado desapercibida. El Atlético de Madrid todavía no ha borrado su nombre de la agenda (Coupet regresará a Francia y Leo Franco apunta al fútbol griego) y el domingo, durante la comida que celebraron en Portals las directivas de Mallorca y Barcelona, los representantes del club azulgrana se interesaron por su situación. En principio, el campeón de Liga y Copa tiene las espaldas cubiertas con Valdés, pero no descartan nada. Además, vuelve a dibujarse en el horizonte la posibilidad del fútbol inglés, donde se valora de manera muy especial su futuro.

Miquel Àngel Moyà ha vivido un año especialmente ajetreado, lleno de luces y sombras. Durante la campaña anterior, el balear se consolidó como el único propietario del arco rojillo y su regularidad, unida a alguna que otra actuación estratosférica, le situaron en el punto de mira de los grandes. Atlético de Madrid y Valencia llamaron a Son Moix para interesarse por su estado y aunque al final los colchoneros se retiraron de la puja para apostar por el veterano Coupet, los de Mestalla lucharon hasta el final por su contratación. La entidad ché llegó a cerrar un suculento acuerdo con su representante, Manolo García Quilón, pero los problemas llegaron en las conversaciones con el Mallorca. La SAD isleña, gestionada todavía por Vicenç Grande, acababa de desprenderse de sus futbolistas más representativos (Güiza, Ibagaza, Fernando Navarro, Jonás, Borja...) y no quería que una nueva salida agrandara la fractura que empezaba a intuirse en la grada. Sin embargo, dejó escapar una ocasión única para llenar sus arcas. El Valencia, que buscaba un portero a la desesperada, llegó a poner sobre la mesa 8 millones de euros, pero las pretensiones del Mallorca era aún más elevadas (10 millones) y la operación nunca llegó a zanjarse, a pesar de que Moyà reclamó públicamente que se le abriera la puerta. El Valencia se decantó después por otra opción mucho más asequible (el brasileño Renan, 3 millones de euros) y al binissalemer se le prometió una mejora de contrato que nunca llegó a producirse. Lo que vino después ya se sabe. Moyà está de vuelta. Y el Mallorca ya sabe cuáles son sus intenciones.