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Fernando Fernández Apenas fueron seis partidos, pero Joan Riera (Palma, 1979) ha exprimido al máximo su estancia en uno de los grandes del baloncesto español. Una noche se fue a dormir con un simple interés, y en cuestión de horas volaba hacia Madrid para enrolarse en el Estudiantes, hacer realidad su sueño de jugar en la ACB y cubrir el hueco del lesionado Brewer. Con el Bàsquet Mallorca salvado, el mejor base de la LEB Oro hacía las maletas a toda velocidad con destino a una entidad «en la que se respira baloncesto». Estas semanas a las órdenes de Luis Caismiro le han servido «para entrenar a un nivel alto y progresar como jugador», aunque no ha tenido muchos tiempo para demostrar las cualidades que le llevan a ser el jugador franquicia del Mallorca (promedió 4 minutos, 3'3 puntos y 3'3 de valoración).

El ofrecimiento resultaba demasiado tentador, y Joan no encontró oposición para dar el gran salto. «No podía decir que no. El equipo -Mallorca- estaba salvado y mi cesión les iba a ayudar en otros aspectos. Es de agradecer cómo se han portado conmigo, y eso hace que mi grado de compromiso con el proyecto sea más importante si cabe», explica el director de juego, que hace veintiuno en la lista de isleños que han debutado en la Liga ACB.

Su futuro, de momento, pasa por el Mallorca. Renovó meses atrás por tres temporadas y es su jugador franquicia. «Aquí estoy a gusto, y para jugar en la LEB Oro, me quedo en casa», admite Riera, quien no descarta, si la oportunidad llega, regresar a la máxima categoría. «He tenido el premio de jugar en la ACB, y si llegara alguna oferta que fuera buena para mí y mi club, lo hablaríamos», confiesa, dejando ver que la de Menorca «sería una posibilidad que podría cuadrar. Si están en la ACB, está cerca de casa... No lo descartaría, pero por delante está el Bàsquet Mallorca, mi club ahora mismo».

Muchas cosas le han impresionado en estas semanas de vida entre los mejores, pero en Estudiantes «el apoyo de la 'Demencia', el pabellón siempre lleno y el espectáculo que se genera en los partidos, además de la visita al Ramiro de Maeztu han dejado huella en mi mente. Se nota que es un club cien por cien de baloncesto, un histórico en el que la gente entiende mucho de este deporte».

Riera se marcha con buen sabor de boca «y las palabras de agradecimiento de Estudiantes. Gracias a ellos me traigo una experiencia irrepetible y que me valdrá mucho en el futuro, porque el tipo de juego es más físico y me ha mostrado nuevas formas de entender el baloncesto». Su porvenir pasa por el Bàsquet Mallorca, un equipo que a base de jugadores de la tierra o asentados en la Isla ha demostrado «que puede pelear con cualquiera. Lo han hecho hasta el final, e incluso logramos ganar al Valladolid, que ha ascendido. El modelo que se ha aplicado puede ser muy útil en estos tiempos de crisis, pero por encima de todo, la implicación del vestuario y el sentimiento de equipo, de que todos suman, es lo que nos ha llevado a conseguir nuestro objetivo», sentenciaba un Joan Riera que se siente «respetado» por los rivales y pide confianza en un conjunto que a medio plazo puede multiplicar sus expectativas en la categoría de plata.