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Miquel Alzamora Del infierno al cielo. El Real Mallorca ha protagonizado una segunda vuelta al alcance de muy pocos. En la jornada 21 ocupaba la última posición en la clasificación, la desesperación se apoderaba de la afición y ni los más optimistas pensaban en que este año se lograría la permanencia. El equipo inició la Liga entre altos y bajos, llegó a ser octavo en la jornada ocho de la Liga, pero a partir de ahí, con el escándalo Grande en plena efervescencia y la inestabilidad institucional en su más alto apogeo, el equipo se desvaneció, se dejó ir por los acontecimientos y pasó a sufrir una de las más graves depresiones deportivas que se recuerdan.

Fue de más a menos, a mucho menos y tocó fondo en Osasuna donde perdió por la mínima y se situó colista de Primera. Poco antes, en la jornada 14, Son Moix dictó sentencia tras perder su equipo contra el Recreativo.

Son Moix, explota
El aficionado ha tenido esta temporada mucha comprensión con el equipo y en contadas ocasiones fue el foco de sus iras. Tras perder en la jornada 14 contra el Recreativo, la afición dijo basta y con uno de los abucheos más espeluznantes que se recuerdan, echó a Grande del palco. A partir de ahí el promotor inició un sainete interminable en el que decía que se iba, pero realmente no se marchaba llegando a crear un clima de tal inestabilidad que tocó de lleno al vestuario. No se hablaba de fútbol y deportivamente el equipo lo sufría en sus carnes.

Depresión de resultados
El equipo entró en una depresión de resultados absoluta. Ganó en la jornada 12 y no volvió a hacerlo hasta la jornada 20. En ese periodo encadenó siete derrotas y dos empates, lo que le valió para meterse de lleno en zona de descenso y acomodarse en ella. Eran los peores momentos a nivel deportivo e institucional. Grande quiso situar a Ramonell de presidente, pero los administradores concursales vetaron su nombramiento. Llegó Joaquín García y estuvo cinco partidos en el cargo, hasta que regresó Mateu Alemany.

Farolillo rojo
La situación institucional va ligada directamente a la deportiva. Fue cambiar la dinámica presidencial y estabilizar la presidencia y el equipo poco a poco fue serenándose. Alemany no pudo evitar la derrota de su equipo en el partido de su debut en El Madrigal, pero a partir de ahí el grupo empezó a crecer.

Ascensión
Tras caer ante el Villarreal, el 'efecto Alemany' empezó a dejarse notar en el vestuario. Ganó al Betis y empezó a olvidarse de las derrotas. Perdió contra Osasuna en un partido donde el arbitraje mediatizó mucho el encuentro, pero logró ascender con el paso de los partidos. Se olvidó de perder hasta que llegó el encuentro de San Mamés, donde cayó por dos goles a uno. Sin embargo, el grupo demostraba estar más maduro, creía en el. Pese a la derrota en San Mamés en la jornada 29 el Mallorca estaba en plena resurrección.

Rivales directos
En la gran mayoría de momentos clave el conjunto balear no falló y fue ganando a rivales directos e incluso a equipos que habían firmado una gran primera vuelta.

Seguro y firme
El fútbol del Mallorca era sólido y efectivo, los mejores futbolistas daban la cara y no fallaban y tras perder en San Mamés se fueron sucediendo las victorias y los empates contra rivales, muchos de ellos directos. Ganó al Almería, empató contra el Málaga que hasta la fecha había sido equipo revelación. Venció a Valladolid, Recreativo, Getafe, Sevilla, Barcelona y Mallorca. Fue un final de temporada espectacular que le valió para ser el segundo mejor equipo de la segunda vuelta sólo superado por el Madrid. Al final los baleares empataron en puntuación con el Barça en la segunda ronda.

Victorias de calidad
En la recta final de temporada el Mallorca se convirtió en el único equipo en ganar a Barcelona y Real Madrid de forma consecutiva. El Atlético Osasuna fue el segundo en lograr este objetivo. Los baleares han terminado el curso con 51 puntos, a once de las zonas europeas.