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El grupo de empresarios que delegó en Serra Ferrer la compra de las acciones del Real Mallorca ofreció a Mateu Alemany continuar en la presidencia del club una vez concretada la operación. El colectivo pretendía que el actual propietario mantuviera un puesto de peso en el organigrama ejecutivo del club balear. El abogado descartó la propuesta alegando que su ciclo en la entidad se había «agotado», aunque se mostró dispuesto a colaborar a la hora de desarrollar su boceto y ambas partes zanjaron un pacto para facilitar una transición que no pudo llevarse a cabo debido al vuelco que sufrieron las negociaciones la semana pasada.

El grupo de Serra Ferrer tenía prácticamente perfiladas las bases del proyecto que iba a desarrollar en el ONO Estadi, aunque el hecho de incorporarse sobre la marcha a la vida de la club generaba cierto recelo. La continuidad de Alemany, al menos hasta final de temporada, habría resuelto el problema y hubiera permitido a los empresarios trabajar con un margen de maniobra mucho más amplio.

Alemany, que desde que regresó al club en enero ha recalcado que su misión es encontrar un comprador serio y solvente, no estaba dispuesto a prolongar su trabajo en la presidencia, aunque es probable que tenga que seguir haciéndolo hasta 2010.