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Albert Orfila / Carlos Román

Raúl Burillo Pacheco (Zaragoza, 1964) es el delegado especial de la Agencia Tributaria en Balears desde el año 2004. Antes, ocupaba ese mismo cargo en Catalunya y casi toda su vida profesional había transcurrido entre Terrasa, Reus, Tarragona, Lleida y Barcelona. Aficionado al fútbol, deporte que practica habitualmente, Burillo está considerado un profesional de gran valía en su terreno y es un habitual en los foros de fiscalidad en calidad de ponente. La semana pasada, el Mallorca le agradeció públicamente su sensibilidad después de acordar un aplazamiento por cinco años de su deuda con Hacienda. Él, en cambio, deja claro que ha tratado al club igual que a cualquier otro contribuyente.

-Recientemente el Mallorca ha expresado su satisfacción y agradecimiento tras firmar un aplazamiento de su deuda con la Agencia Tributaria.

-Nosotros no entramos a valorar ninguna actuación ante los contribuyentes de forma específica. El aplazamiento es una figura general que está al alcance de todos los ciudadanos. Es algo que establece la ley con unas garantías y el club lo que manifiesta es eso. No significa que la deuda deje de existir, ya que ésta deberá ser pagada en un plazo concreto y con sus respectivos intereses. No supone ninguna quita, ni ninguna disminución, ya que la deuda se resarce con el paso del tiempo. Durante la campaña de la Renta muchos ciudadanos se acogen a ella después de aportar unas garantías suficientes y demostrar una solvencia que nos permita estar seguros de que el pago se va a hacer efectivo. Generalidad, solvencia, confianza y garantía son los elementos fundamentales.

-En cualquier caso y aunque eso no implique un trato de favor, usted sí ha mostrado cierta sensibilidad con la situación del club.

-Como he dicho antes, esto es un procedimiento general que se realiza con todas las garantías. Es lógico que una empresa esté satisfecha por lograr un aplazamiento, pero el mérito suele ser suyo, en este caso, del Real Club Deportivo Mallorca, ya que ha aportado un proyecto solvente y está dispuesto a asumir una serie de intereses. La sensibilidad es la misma que tenemos con el resto de ciudadanos en momentos de crisis económica. Son una gran herramienta para ayudar a las empresas a salir adelante ahora que hay menos liquidez. Mi participación es absolutamente menor, los responsables son los jefes de la Dependencia de Recaudación. Insisto, no hay ningún trato de favor porque se trata de un procedimiento reglado que está a alcance de cualquiera que lo solicite. De hecho, una de las novedades de este año ha sido la opción de que los ciudadanos pudieran pedir aplazamientos de la declaración, ya no sólo el habitual, del 40 y el 60 por ciento, sino un aplazamiento por la totalidad de las cantidades que pretende ingresar. Está claro que las garantías deben ser mayores cuanto mayor sea el tamaño de la deuda, pero eso está dentro de lo que establece la norma. Es lo habitual.

-Usted ya ha elogiado en alguna ocasión la figura de Alemany y Pere Terrassa.

-Yo elogio a todos los responsables de las empresas que afrontan sus obligaciones ante la Hacienda pública y son conscientes de que éstas son, a su vez, una obligación ante el resto de la sociedad. Me parece muy bien que cuando una empresa nos debe dinero su máximo responsable se ponga en contacto con nosotros para interesarse por la manera en la que puede pagarlo. Nuestras deudas no son menores y tenemos unos procedimientos ejecutivos que pueden paralizar la actividad de cualquier empresa, así que lo importante es afrontarlo y hablar con nosotros. Dar la cara y buscar soluciones siempre es positivo.

-Da la sensación de que los clubes están en el punto de mira debido a los movimientos que realizan en un escenario de crisis.

-El único caso que conozco es el del Mallorca y la relación con el club a lo largo de la historia siempre ha sido estupenda. Es una entidad que siempre ha afrontado sus obligaciones. No sé si habrá clubes que se hayan excedido o no. El Mallorca siempre ha dado la cara ante la Agencia Tributaria y tiene un comportamiento modélico y una gran actitud.

-Teniendo en cuenta este escenario de recesión, ¿qué le parece que el Madrid pague casi cien millones por Cristiano Ronaldo?

-No entro a valorarlo porque sólo nos interesan nuestros contribuyentes y los expedientes de aplazamiento que nos presentan, de los que intentamos sacar adelante todos aquellos que nos parecen viables. Cuando es así, apostamos por la continuidad en la organización e intentamos facilitar lo que sea posible. Nos movemos en unos márgenes complicados porque tenemos que asegurar unas deudas públicas con el mantenimiento de una empresa. Cuanto más institucional y más trabajadores tiene, más complejo es, pero los primeros que tienen que asumir responsabilidades son sus dirigentes, nuestras normas las conoce cualquiera. Y de Cristiano prefiero no opinar porque no soy del Madrid, aunque está claro que es un gran jugador. Yo soy del Zaragoza (risas).

-Tras el fichaje del portugués se ha hablado mucho del 'decreto Beckham' y la fiscalidad especial para los no residentes en España.

-Nosotros no nos pronunciamos nunca sobre la norma, simplemente la aplicamos. De todas formas, eso es aplicable a cualquier actividad, no sólo al fútbol. Cualquier ciudadano de cualquier empresa que venga a trabajar a España puede elegir, aunque si no tributa aquí debe hacerlo al cien por cien en su país de origen. Al final, la carta impositiva será la misma.

-Una vieja reivindicación de los deportistas de élite es una tributación especial alegando que su actividad laboral es más breve que la de otros trabajadores.

-Sí, pero nunca se ha aceptado porque se considera que los deportistas deben tributar al cien por cien mientras perciben sus rendimientos. Ellos querían que su renta de trabajo se considerara como renta irregular y que se pudiera tributar en el tiempo, pero saben desde hace años que deben responder por lo que perciben y cuando lo perciben.

-La legislación italiana permite consolidar balances y eso resulta muy atractivo para las empresas que invierten en el deporte. Aquí es diferente y muchos clubes han señalado a ese ejemplo como una salida.

-No lo conozco a fondo y aunque fuera así, tiene tantos matices que sería complicado de analizar.

-El Mallorca, al final de la 'era Grande', premió a algunos de sus empleados con gratificaciones millonarias. ¿Qué le parece?

-No puedo valorarlo, aunque quien cobra unas cantidades sabe que ante nosotros debe pagar lo que corresponda. Pero no entraré a valorar la oportunidad o la ilegalidad del asunto. Yo me ocupo de que la gente que cobra un dinero tribute por ello.

-Usted conoce muy bien los números del Real Mallorca. ¿Le parece un buen negocio la compra de sus acciones?

-Yo no tengo dinero para comprarlo. De lo contrario, lo hubiera hecho (risas).