Mateu Alemany conversa con Fernando Pons, ayer tarde en las inmediaciones del hotel de concentración del Real Mallorca. Foto: C.R.

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Mateu Alemany ya ha tomado el mando. El propietario y presidente del Mallorca llegó ayer al cuartel general que tiene instalado el equipo entre las montañas tirolesas y durante los próximos días dirigirá desde allí todos los movimientos de club. Serio, esquivo ante los medios y pegado en todo momento al teléfono móvil, el abogado se reencontró con el director deportivo y la plantilla veinticuatro horas después de que se rompieran definitivamente las negociaciones para la transacción de sus acciones a Carlos González.

Llega con la intención de eliminar la palabra 'venta' de la actualidad rojilla, pero también muy dispuesto a trabajar. No hay otra salida. La falta de tiempo y el limitadísimo margen de maniobra en el que se mueve le obligan a arremangarse de inmediato, sin malgastar un solo segundo del día. Y no es para menos. El futuro de la entidad vuelve a estar en sus manos y dependerá únicamente de su gestión.

El dirigente isleño llegó sin hacer demasiado ruido. Se dejó ver por primera vez en el Sonneck sobre las 18.15, a bordo del coche que tiene alquilado el club para realizar determinados desplazamientos durante la concentración. Le acompañaban el delegado del equipo y el jefe de prensa, que le habían recogido en el aeropuerto de Munich un par de horas antes.

No varió el gesto en ningún momento. De hecho, ni siquiera dirigió una sola palabra a los medios gráficos que le aguardaban. Después de lanzar un tímido saludo a los que le esperaban en la recepción, accedió unos minutos al salón en el que se encontraban los futbolistas y subió a su habitación. No se le volvió a ver el pelo hasta muchos minutos después. Salió por una puerta trasera vestido con el chandal del Mallorca y tras percatarse de que los fotógrafos seguían esperando, accedió a posar durante medio minuto en la puerta del hotel. Eso sí, apenas miró a las cámaras porque no despegaba la vista de la pantalla del móvil. A continuación se encontró con Nando Pons y poco a poco se fueron alejando por el camino que conduce a los campos del Sportplatz.

La agenda de Alemany durante los próximos días está a rebosar. Tanto, que ni siquiera sabe cuando volverá a Palma. En principio, ha viajado al Tirol con un billete abierto de vuelta y es probable que no regrese hasta el sábado, incrustado en el resto de la expedición. El presidente ya ha definido la estrategia que va a seguir a partir de ahora. Lo primero es enterrar de una vez por todas el capítulo de la venta, a la que no piensa referirse por el momento.

El punto de partida es el balón y la misión de reforzar la imagen del club en el plano deportivo es prioritaria, básica e indispensable. Con su presencia en el 'stage', Alemany quiere rebajar el clima de tensión al que se ha sometido últimamente el vestuario y parece que va a conseguirlo sin ningún problema. Lo que ya ha formateado de su disco duro es el traspaso de su paquete accionarial. Al menos de cara a la galería.

Eso no significa que no puedan reactivarse las opciones planteadas por los grupos inversores de Serra Ferrer o Tomeu Vidal, aunque si es así se hará siempre desde la sombra, bajo una discreción máxima. En cualquier caso, eso nunca supondría que se detuviera la confección del proyecto 2009-10. El Mallorca ya ha perdido demasiado tiempo.

Otro de los temas que tendrá que atender Alemany con urgencia son las denuncias interpuestas por David Navarro y Cléber Santana. El club va a intentar saldar la deuda que mantiene con ambos antes del viernes para evitar un descenso administrativo, aunque otra opción en ese sentido es alcanzar un acuerdo para que los futbolistas den un paso atrás.

Casi en la misma línea es ubica el 'caso Aduriz'. Alemany pretende desbloquear en breve las relaciones con el Athletic y recuperar el derecho a inscribir futbolistas. En principio, la SAD cuenta con la liquidez necesaria para abordar ambas situaciones.

La planificación del equipo también está señalada con un círculo rojo en su libreta. Las reuniones que mantendrá estos días con Nando Pons y Manzano ayudarán a clarificar los primeros cambios que se avecinan en el grupo, que también estarán alejados de las estridencias.

El Mallorca se reforzará con jugadores libres o, en su defecto, de bajo coste. Eso podría llevarle, además, a buscar algo de oxígeno en las cesiones, por lo que el club no perderá de vista a los descartes que pueden salir de los grandes. En cuanto a las salidas, el jugador con mejor cartel en el mercado es Aritz Aduriz y, por lo tanto, el único que podría reportarle algo a las arcas. El presidente además se adaptará al plan de viabilidad elaborado en su día por Pere Terrassa y se apretará el cinturón en todos los sentidos. El Mallorca de Alemany está en marcha.