El ciclista francés, que invirtió en el viaje 5h.09.22, llegó 52 segundos por delante de Ezequiel Mosquera (Xacobeo) y 1.16 minutos respecto a Alejandro Valverde, que buscó y encontró la bonificación de 8 segundos y además picó un segundito al italiano Ivan Basso y al holandés Robert Gesink, sus compañeros del podio tras la eliminación de Cadel Evans, víctima de un pinchazo en el ascenso de Monachil y de Samuel Sánchez, que padeció en dicho puerto.
«Samu» le dejó 21 segundos a Valverde y Evans más de un minuto. Ambos fueron los perjudicados en la consideraba etapa monstruo de la Vuelta, jornada algo más animada que la precedente, pero que tampoco decidió el podio final a falta del tercer acto de la montaña andaluza en La Pandera. Valverde sacó petróleo del pinchazo de Evans, su potencial enemigo número uno en caso de jugarse la Vuelta en la cronometrada final de Toledo. El murciano, que «no sabía que había pinchado Evans», celebró haberse «quitado de encima al australiano».
Así que el líder del Caisse D'Epargne dio un pequeño paso al frente, no definitivo, pues tiene a Gesink a 27 segundos y a Basso a 1.01. Lo que sí sabe el maillot oro es quienes van a ser sus rivales hasta Madrid. Evans pasó al cuarto puesto a 1.23, Samuel es quinto a 1.2 y Mosquera, otra vez el animador de la etapa sexto a 1.46.
Fuga
La etapa más esperada de la presente edición se animó de inicio con una multitudinaria fuga de 30 corredores en la entraron, aparte de Moncoutie, dos hombres del líder, «Purito» Rodríguez y David López, otro del Rabobank de Gesink, Juanma Gárate y alguno no muy lejano en la general, como Dani Navarro (Astana), a 3.2 del líder. Mala fuga para el Euskaltel, que tenía que defender la posición de Samuel Sánchez en la general.
Moncoutié, octavo en la general el año pasado y rey de la montaña, seleccionó la fuga a un grupo de tres en el Puerto de la Ragua, frontera entre las Alpujarras granadinas y almerienses. Con el se fueron el estonio Taaramae y el belga Moorenhout. El galo se dedicó a puntuar en cabeza todas las cimas de la etapa, una a una, por lo que renovará casi seguro el maillot morado de mejor escalador.
El ex cartero, un hombre tímido, alérgico al mal tiempo y a las carreteras mojadas, quiere dejar ya el ciclismo, así que actuó con una ambición marca de la casa que le puede permitir colgar a gusto la bicicleta. En Monachil puso los cimientos para repetir éxito en la Vuelta. Allí arrancó en solitario para sufrir los 8'6 de ascenso al 7'9 por ciento de media. Se tragó impasible las rampas del 16 %, luego aguantó el impulso del grupo de favoritos que volaba por detrás y se presentó en meta tan feliz para firmar su tercera victoria de la temporada y la decimosexta en su trayectoria profesional.
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