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Un punto. O lo que es lo mismo, acabar el Gran Premio de la Comunitat Valenciana entre los quince mejores. Eso es lo que necesita el mallorquín Jorge Lorenzo (Fiat Yamaha) para atar el subcampeonato del mundo de MotoGP 2009, pase lo que pase y haga lo que haga Casey Stoner. La dos victorias cosechadas en Australia y Malasia, unidas a la maa racha del 99 en la gira por Asia y Oceanía, han permitido al de Ducati colarse de lleno en la puja por la segunda posición, toda vez que Valentino Rossi dejó sentenciado el título hace menos de dos semanas, en Sepang.

Lorenzo aterrizará en el circuito Ricardo Tormo con 245 puntos en su haber, por los 220 de Stoner.
Igualados a cuatro victorias (Jorge venció en Japón, Francia, Indianápolis y Portugal; Casey en Qatar, Italia, Australia y Malasia), un triunfo del 27, si es que Jorge no es capaz de puntuar en Cheste, dejaría a ambos igualados a 245 puntos, pero por número de triunfos (si este supuesto ocurre, Stoner tendría cinco), el subcampeonato caería en manos del australiano de Ducati, campeón del mundo en la edición de 2007.

Precisamente, como mejor piloto de MotoGP, Casey Stoner fue testigo de una carrera en la que se adquirió forma el caso que en Valencia podría amargar el final de un brillante curso para Lorenzo. En las horas previas al estreno del balear a lomos de una 800, Dani Pedrosa contaba con pocas opciones de ser subcampeón frente a un Valentino Rossi que, con veinticinco puntos por disputar, gozaba de un margen de veinticuatro sobre el de Castellar (241 de Rossi por 217 de Pedrosa). Pero las cosas se torcieron para el ahora compañero de Jorge, ya que sufrió una caída en los entrenamientos en la que se dañó una mano, dejando en el aire su concurso en la carrera. Con Stoner campeón, quedaba por determinar el segundo puesto y, aunque Valentino tomó la salida mermado, acabó abandonando. Mientras, Pedrosa lograba una clara victoria y rebasaba en el último instante al 46, alcanzando el del Repsol Honda el subcampeonato (242 por 241). Un precedente peligroso, aunque Jorge va a por todas y no renuncia a nada.

Jorge Lorenzo no estará sólo en Cheste. Además de la representación institucional, encabezada por el conseller d'Esports, Mateu Cañellas, su club de fans ha dispuesto una completa agenda. Además de ir ataviados al estilo espartano y contar con un punto de encuentro en el circuito, desplegarán banderas gigantes y todo su arsenal imaginativo, con la novedad de un zeppelin, para hacerse notar en las gradas -estarán ubicados en la Tribuna Azul- del circuito Ricardo Tormo. Una cena de hermandado en la noche del sábado servirá para calentar motores de cara a una carrera que se presenta apasionante.

Todo, para despedir un año deportivamente brillante. Cuatro victorias, cinco 'poles' y once podios adornan el historial de un Jorge Lorenzo que ya ha dejado ver sus intenciones de futuro. «Quiero acabar mi carrera en Yamaha», advirtió.