Dos frases marcan la final masculina del Abierto de Australia, una del francés Jo-Wilfried Tsonga al afirmar que si el suizo Roger Federer juega de ese modo «nadie puede batirle», y otra del propio jugador helvético al recordar que «los británicos llevan 150.000 años» esperando que uno de los suyos gane un Grand Slam. Con esa perspectiva afronta Andy Murray, de 22 años, la segunda final de un Grand Slam de su carrera y lo hace contra Federer, número uno del mundo.
El suizo disputará su vigésimo segunda final de su vida en un Grand Slam, con una experiencia acumulada de 15 títulos, uno de ellos obtenido en el Abierto de EEUU de 2008, precisamente ante el de Dublane. El escocés es uno de los cuatro jugadores en activo que tiene un balance positivo ante Federer, seis victorias por cuatro derrotas, junto con el español Rafael Nadal, el francés Gilles Simon y el eslovaco Dominik Hrbaty. Pero la experiencia de Federer, ganador en Melbourne en tres ocasiones, le hace favorito.
El suizo no quiere desaprovechar la ocasión para convertirse en el quinto jugador en ganar cuatro veces en Melbourne junto con Roy Emerson (seis veces), Andre Agassi, Jack Crawford y Ken Rosewall (4), y además se convertiría en el primer padre, después de Andre Agassi (Abierto de Australia 2003) en ganar un Grand Slam. «Estoy donde quiero estar», dijo Federer tras vencer a Tsonga en un tiempo ridículo, 83 minutos, si se tiene en cuenta que se trata de una semifinal.
Federer, ya sin marcas que batir en el Grand Slam en el circuito masculino, se apresta a la caza de jugadoras como Chris Evert y Martina Navratilova con 18 grandes. De ganar, Murray acabaría con la racha de 74 años que el Reino Unido lleva sin hacerse con uno de los cuatro grandes, desde que Fred Perry triunfó en el Abierto de Estados Unidos en 1936.
El recuerdo de Perry ha pesado en jugadores anteriores a Murray, como John Lloyd, finalista aquí en 1977, Tim Henman y Greg Rusedski, subcampeón del US Open en 1997, pero desde que apareció en escena el escocés las esperanzas se han reavivado. La presión mediática inglesa ha sido siempre un martillo, como el propio Federer recordó, pero ahora Andy tiene una oportunidad única, al encontrarse lejos de su tierra y jugar con menos angustia.
La victoria colocaría a Murray en el número dos de la clasificación de la ATP, que ya ocupó durante tres semanas el pasado año. Federer marcaría su semana 268 al frente de la lista e Jimmy Connors.
Tenis / Open de Australia
Murray busca un imposible
El británico afronta su segunda final de Grand Slam ante un Federer intratable
Melbourne31/01/10 0:00
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