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Pasado y presente, compromiso frente a deslealtad, Laudrup ante Manzano, Mallorca contra Sevilla... El partido mejor condimentado del curso empieza a cocinarse. El sábado, Son Moix abrazará el regreso más esperado de los últimos años, la vuelta del entrenador que tiene en su poder algunas de las plusmarcas más destacadas del club balear en Primera, pero también quien más polvo ha levantado con su actitud, sus denuncias, sus declaraciones e incluso su marcha, concretada a través de una de las puertas de emergencia del Camí dels Reis. El técnico de Bailén, instalado ahora en los banquillos del Sánchez Pizjuán, se ha acostumbrado a viajar de la mano de la polémica y el próximo fin de semana se entrometerá de nuevo en la vida de una entidad y una afición a los que cuestionó públicamente en diversas ocasiones.

Cambio de ideas

La marcha de Manzano y el cambio de dirección que tomaba el Mallorca el pasado verano han subrayado un poco más las controvertidas maneras del técnico andaluz, que tampoco han tardado en salir a flote en la capital hispalense. En el Iberostar Estadi, por donde circuló en dos etapas distintas, dejó su huella en forma de prestigiosos triunfos, aunque lo hizo a un precio altísimo. A excepción de un par de estrenos testimoniales, vetó el vestuario a las categorías inferiores, concediéndole en todo momento una importancia capital a los registros a corto plazo. En lugar de echar mano de la cantera, prefirió reclutar a jugadores experimentados, caros y con poca salida en el mercado. Esa espiral, poco a poco, fue colapsando las arterias del club y dio forma a un vestuario efectivo, aunque poco rentable y con una esperanza de vida especialmente limitada. Y más allá de los resultados conseguidos (los que más brillan en su expediente, por otra parte), el Mallorca empezó a engordar peligrosamente su cuenta de gastos, uno de los hechos que agravaron su delicada situación económica.

En esa dirección, las diferencias entre Manzano y Laudrup resultan muy llamativas. Con el de Bailén, el club manejaba un presupuesto cercano a los 50 millones de euros y su simple presencia en el banquillo suponía un coste superior a los 2 millones de euros por temporada. El danés, por su parte, se mueve entre las sombras de la austeridad. Bajo su gobierno deportivo, el presupuesto ronda los 30 millones, mientras que el costo para las arcas de la entidad de cada uno de los dos años que tiene firmados se aproxima a los 600.000 euros.

Imágenes

Otra de las imágenes de Manzano que han quedado adheridas a la memoria del mallorquinismo son las demandas interpuestas a Mateu Alemany (llegó a alegar que era necesaria la liquidación de activos del club para poder cobrar parte de la deuda que el club mantiene con él) o sus declaraciones sobre el carácter del aficionado bermellón, vertidas siempre durante sus incursiones en los medios nacionales. Todo ello sin contar con las acaloradas intervenciones que protagonizó durante los últimos meses ante la prensa local, que casi nada tienen que ver con el talante y el discurso pausado de Michael Laudrup. Dos versiones contrapuestas que el sábado chocarán en la banda de Son Moix.