El serbio Novak Djokovic celebra un punto en el partido final contra el tenista español Rafael Nadal en el campeonato de tenis de Wimbledon. | Efe

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El serbio Novak Djokovic confirmó hoy su amenaza de romper la hegemonía del tenis mundial que han compartido en los últimos tiempos el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal, al conquistar Wimbledon dos días después de coronarse como número uno del mundo.

Djokovic logró ante Rafa Nadal el primer doblete de su carrera, al haberse hecho en una misma esta temporada con el Abierto de Australia y Wimbledon -su primer título sobre hierba-, el segundo y tercer Grand Slam de su palmarés respectivamente, y rubrica un año brillante en el que sólo ha perdido un partido, contra Federer, en Roland Garros.

«Sabía que tenía que ser paciente», dijo tras destronar el viernes a Nadal del primer puesto del ránking de la ATP el serbio, un jugador que ya ha demostrado que su objetivo es hacerse un hueco en las primeras páginas de la historia del tenis.

Al conquistar el número uno después de ganar en semifinales al francés Jo-Wilfried Tsonga, Djokovic rompió una racha de siete años (desde febrero de 2004) en los que la cabeza del ránking había correspondido; o bien por Federer, o bien por Nadal.

Este políglota que domina el serbio, el alemán, el italiano y el inglés -y que ha hecho notables progresos en español-, consumó hoy el inicio de la revolución en el orden establecido del circuito.

Con veinticinco títulos en sus vitrinas, tres de Grand Slam, el número uno del mundo a partir de mañana, cuando la ATP actualice sus listas, ha dejado atrás el talante derrotista, de segundón, que durante una época le acosó.

En 2011, el que durante los últimos tiempos se había acostumbrado a ser el número tres, por detrás de Federer y Nadal, ha dado un salto adelante definitivo y se ha hecho nada menos que con ocho títulos individuales.

«No tengo que demostrar nada a nadie, sólo a mí mismo», decía el serbio antes de, efectivamente, demostrar, a él mismo y a todo el mundo del tenis, que ha dejado atrás la estela de del suizo y del español.

Así es «Nole» Djokovic, cuyos padres Srdjan y Dijana han regentado una pizzería y un restaurante en una montaña de Serbia durante los últimos 15 años.

Novak pudo ser esquiador como lo fueron de forma profesional su progenitor y sus tíos, o futbolista como lo fue también su padre, pero eligió el tenis a una temprana edad.

Ahora esta tradición familiar parece que continúa en sus dos hermanos pequeños, Djordje y Marco, de 13 y 16 años, que pretenden tomar ejemplo de su hermano mayor.

Criado tenísticamente en la academia de Niki Pilic en Munich, donde empezó con 12 años y donde permaneció durante dos temporadas, Djokovic enseguida comenzó a despuntar sobre sus compañeros, destacándose como un gran jugador en pista dura, aunque él se considera un tenista que se adapta a cualquier pista y situación, algo que demostró al convertirse en el tenista más joven en alcanzar las cuatro semifinales del Grand Slam, con 20 años y 247 días.

En su época de júnior avanzó a las semifinales del Abierto de Australia en individual y dobles en 2004, pero no logró ganar un título en esa categoría.

Dotado de una gran gama de golpes, con revés a dos manos, capaz de pegar plano, 'liftar' y sacar a 200 kilómetros por hora con regularidad, su juego le ha llevado a ganar diecinueve títulos en su carrera, y a disputar ya cinco finales del Grand Slam.

Unos problemas respiratorios, causados por una desviación de tabique nasal, le hicieron pasar por el quirófano a finales del 2006.

Djokovic había tenido que acostumbrarse hasta entonces a controlar su respiración en la pista y a no hacerlo por la boca, y este trabajo le desgastaba en los partidos, como por ejemplo en los cuartos de final de Roland Garros de 2006 contra Nadal, en los que se retiró tras perder los dos primeros sets.

Acompañado por el técnico y ex jugador eslovaco Marian Vajda, desde junio de 2006, Djokovic, que también es famoso por sus imitaciones de otros jugadores, es un hombre extrovertido, al que le gusta el espectáculo.