A falta de seis fascículos para que se complete la temporada, el Mallorca de Caparrós ya camina por encima del equipo que dirigía Michael Laudrup en este mismo punto del calendario. La escuadra balear, que curiosamente se encuentra instalada dos puestos por debajo en la clasificación, se encuentra ahora ante la puerta de los 40 puntos y aunque tampoco ha blindado de forma matemática su rango, el colchón que le protege es el doble de amplio.
De la mano de Laudrup y a estas alturas de la película, el Mallorca todavía no era consciente del peligro al que se enfrentaba. La escuadra permanecía acampada justo en el ecuador de la tabla (10º) y disponía de 39 puntos en el bolsillo que le mantenían casi a la misma distancia de Europa que del infierno. Había ganado un encuentro más (11), aunque también había doblado en quince ocasiones por la doce actuales tras caer frente al Málaga en La Rosaleda. Dos goles menos a favor (33) y cinco más en contra (45) completaban unas cifras que parecían encaminadas a firmar la salvación cómodamente. Entre otras cosas, porque los baleares tenían bajo sus pies a la mitad del campeonato. De todas formas, la diferencia con la última plaza de descenso, marcada entonces por el Zaragoza, era tan sólo de dos partidos (6 puntos). Hércules y Almería quedaban a 9 y 13 puntos, respectivamente.
Hoy el conjunto balear se apoya en unas estadísticas similares, aunque realmente las redactan dos formaciones opuestas. El cuadro bermellón expone un fútbol práctico y en ocasiones tosco y poco atractivo, pero cuenta con el respaldo de los resultados. Y si a eso se le une que los rivales que están atrapados en el fango se encuentran a un nivel muy inferior que el de otros años, la salvación parece anudada.
El Mallorca de Capa se encuentra instalado en la segunda mitad de la clasificación, pero le separan 12 puntos del abismo cuando restan 18 por disputarse, toda una garantía de éxito. Además, tiene por debajo a Rayo, Betis, Real Sociedad, Granada y Villarreal, por lo que la debacle parece imposible.
Caparrós y sus colaboradores, que se niegan a celebrar la permanencia hasta que sea oficial, ha tenido muy claro en todo momento que la clave para mantenerse a flote pasaba por reforzar los muros de la zaga y evitar, en la medida de lo posible, encajar goles. Por eso, mantener la portería a cero (lo ha conseguido en los dos últimos partidos) es la gran obsesión que se ha marcado el cuerpo técnico últimamente y eso es precisamente lo que más celebraban a la conclusión del duelo ante el Racing. Con el grupo bien armado desde atrás, ahora Caparrós pretende ponerle la guinda a su paso por Son Moix en La Catedral y festejar que ha cumplido la misión que se le encargó a su llegada.
Efe SANTANDER
El entrenador del Racing, Álvaro Cervera, pasará esta noche en el Hospital Marqués de Valdecilla, a donde ha acudido esta tarde después de sentirse indispuesto, lo que le ha impedido dirigir el entrenamiento de su equipo.
Según informó el club en una nota de prensa, Cervera se sintió indispuesto en la tarde de ayer, por lo que no pudo dirigir la sesión vespertina de trabajo que realizó en La Albericia.
El club cántabro informó de que aunque el estado del técnico era bueno,pasaría la noche ingresado por precaución.
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