Dani, Peter, Antoñito y Thiago, en una imagen captada en la Plaça Major de Palma. | Miquel Alzamora

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El primer asalto del duelo por el ascenso a Segunda sitúa hoy frente a frente al Mirandés y al Atlètic Balears, que quiere comenzar a cumplir su sueño poniendo contra las cuerdas a la sensación del torneo del KO. La gloria espera dentro de una semana en el Estadi Balear, pero hoy (12.00/IB3) es el día para golpear primero o saber encajar. Atrás quedan ahora diez meses de trabajo y 38 jornadas, porque los blanquiazules ponen a prueba su capacidad ante el campeón más sólido de Segunda B y lo hacen en un escenario adverso por las cerca de 6.000 personas -medio millar de baleáricos- que poblarán las gradas de Anduva y por unas condiciones climatológicas que sonríen a los burgaleses.

El Atlètic quiere sacar a relucir sus armas sin perder de vista que empieza un partido de 180 minutos. Una de las premisas que ha calado en el vestuario blanquiazul es la importancia de contener la salida del Mirandés. Más allá de mantener un nivel de concentración máximo durante todo el partido, el bloque de Siviero quiere extremar las precauciones en el tramo inicial y, sobre todo, blindar la portería que defenderá Xavi Ginard. Es el momento de tomarle el pulso a la altura del partido y demostrar personalidad. En esta parcela ejerce una gran influencia la figura de Martín Mantovani en el eje de una zaga en la que el argentino formará en el centro junto a Carlos Quesada con José Izquierdo y Brayan Angulo en los flancos.

El músculo de Lawal y Cesar Diop en la sala de máquinas tendrá que redoblar sus esfuerzos para suplir el talento del sancionado David Sánchez e intentar limitar la producción ofensiva de un Mirandés que infunde respeto. Detener tanto al mediapunta Antxón Muneta como al goleador de la Copa Pablo Infante es prioritario. De cortocircuitar la conexión de estos futbolistas con Alain depende en buena medida el éxito del Atlètic, que contará con el respaldo de medio millar de aficionados que insuflarán oxígeno cuando éste pueda escasear en un grupo de Siviero que llega concienciado de la importancia capital que tiene esta eliminatoria para el club.

La pegada de los blanquiazules está más que acreditada y el grupo confía en exprimirla en alguna de las ocasiones que se presente. Marcar a domicilio multiplicaría de forma exponencial las opciones del Atlètic, que contará con el desborde de Mathias por la derecha y la sociedad goleadora que forman el pichichi de la categoría Jesús Perera y Antoñito. La responsabilidad del gol recae en ellos, pero su labor también tiene que ser decisiva aportando oficio.

Ninguno de los contendientes quiere perder ahora la identidad que les ha permitido llegar al penúltimo escalón hacia la gloria. Controlar el ritmo del encuentro es fundamental ante un Mirandés que no solo pone en liza las armas que le han convertido en una de las sensaciones de la Copa del Rey, sino que también quiere alargar la extraordinaria solidez con la que se ha empleado en el grupo segundo de Segunda B.

Los burgaleses, que ya tienen experiencia en este tipo de eliminatorias de campañas anteriores y gracias al torneo del KO en el presente curso, han sorprendido hasta a tres equipos de Primera en eliminatorias en las que tenían mucho que ganar y poco que perder, pero ahora los 180 minutos que restan por delante son una lucha bien distinta. Hoy sí hay mucho que perder. Hoy la calidad de Pablo Infante, el gol de Alain o el trabajo de Martins quedan también supeditados al trabajo defensivo y en este campo el Mirandés se maneja con solvencia. No en vano solo ha perdido dos partidos en toda la temporada -uno como local- y es el equipo menos goleado de los 80 que integran la categoría de bronce.