En el último partido de la jornada, con un desenlace fulgurante al fallar Djokovic una fácil volea de derecha y ante el mítico Rod Laver, que acudió a presenciar los dos encuentros que cerraron el día, Wawrinka consiguió imponerse al número dos del mundo y romper su racha de 28 partidos consecutivos ganados desde que «Nole» perdió la última final del Abierto de EE.UU.
Además vengó la derrota que el serbio le infligió el pasado año en los octavos de final aquí mismo, en un duelo también épico que pasó a los anales del torneo como el cuarto más largo de su historia.
Djokovic llevaba 25 partidos ganados en el Abierto de Australia, con los que había logrado tres de sus cuatro títulos aquí. Aspiraba a ganar cuatro veces seguidas este torneo y empatar así con Roy Emerson (ganó seis en total), pero el suizo mantuvo los nervios y aprovechó la primera y única oportunidad que tuvo para lograr una victoria que rompe su racha de 14 derrotas consecutivas ante el de Belgrado.
Djokovic tenía comida la moral al suizo al que había derrotado dos veces en cinco sets en torneos 'majors'. Sucedió en los octavos de Melbourne y en las semifinales del Abierto de EE.UU. ambos en 2013. En este último también el suizo iba ganando por dos sets a uno como hoy.
La derrota de Djokovic sitúa al mallorquín Rafael Nadal en condición de aumentar más aún su ventaja sobre el número dos del mundo, con cerca de 3.000 puntos. Nadal se enfrentará mañana contra el búlgaro Grigor Dimitrov por un puesto para las semifinales.
El de hoy fue el mejor duelo de lo que se lleva disputado de torneo, con ambos jugadores disparando misiles desde el fondo, enzarzados en una lucha sin cuartel por pegar más duro y con el público totalmente entregado a la contienda.
El desgaste de ambos fue espectacular, hasta tal punto que Wawrinka apenas acertó con sus palabras al final del encuentro. «Estoy muy, muy, pero muy feliz por mi victoria, pero también muy cansado», acertó a decir. Pero el más perjudicado fue Djokovic, que al hincar la rodilla ante el suizo y encajar la primera derrota del año tendrá que luchar más ahora si quiere desbancar a Nadal del puesto de número uno.
Antes, Tomas Berdych venció al español David Ferrer por 6-1, 6-4, 2-6 y 6-4, en tres horas y cuatro minutos, para completar su 'póquer' de semifinales del Grand Slam, y será el checo el rival de Wawrinka en semifinales.
En una tarde soleada, aunque con algo de viento, Berdych se deshizo del tercer jugador del mundo que perderá ese puesto el lunes en favor del argentino Juan Martín del Potro, y que puede incluso bajar al quinto, si el británico Andy Murray alcanza la final.
Nada hacía presagiar que Ferrer, un jugador siempre combativo hasta el límite de sus fuerzas, cediera en tres sets, pero el partido parecía decidido de esa guisa porque Berdych se mostró inabordable en las dos primeras mangas, con tiros rectos y demoledores con los que había salvado sus anteriores encuentros, sin ceder un set.
No obstante, el checo quizás demasiado presionado por cerrar su cuadrado de semifinales en los 'major' cometió demasiados errores, hasta 62, pero niveló la balanza con 43 golpes ganadores, entre ellos diez saques directos, uno de ellos a 217 kilómetros por hora,
Ferrer no supo o no pudo aprovecharse de la tensión de Berdych, quizás porque el de Jávea tampoco se encuentra cómodo con su juego. Hoy cometió 46 errores no forzados. Pero sobre todo falló en el cuarto set cuando las fuerzas se le iban a Berdych y el checo concedió tres puntos de rotura.
David, semifinalista dos veces en Melbourne, se aferró a estas oportunidades, pero entonces surgió en auxilio el servicio de Berdych. Luego salvó una bola de partido pero no la segunda.
Después Tomas reveló al público que jamás había logrado ganar un partido en la Rod Laver Arena, templo maldito para él, que hoy dejó de serlo al lograr la quinta victoria sobre el español en doce encuentros.
«Después de perder el tercer set, no estaba jugando muy bien, pero intenté concentrarme en cada punto y salvé una situación complicada en el cuarto juego», dijo Berdych.
«Llegar a semifinales aquí estaba apuntado en mi agenda desde hace mucho, y hoy mi entrenador me recordó que nunca había ganado un partido en esta pista», dijo Berdych. El checo ha necesitado 11 viajes a Australia para lograr las semifinales, al igual que el australiano Colin Dibley en 1979, récord en ambos casos.
Hasta hoy, desde que comenzó la Era Open el único checo que había logrado las cuatro semifinales de todos los grandes había sido Ivan Lendl. El objetivo siguiente de Berdych es convertirse en el primer semifinalista de esta nacionalidad en Melbourne desde Jiri Novak en 2002.
2 comentarios
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Se dice "llagas" no yagas, esta pasa por tener la logse socialista, que con tres o cuatro suspendidas pasa de curso.
Si Rafa es capaz de "olvidarse" de sus problemas físicos, de las yagas en las manos y la rapidez de la pista, podría conseguir el hito de ganar dos veces el gran slam a la carrera