La plantilla del Valladolid, con el mallorquín Micky García -de pie en el centro- durante unarueda de prensa.

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Darle al interruptor y no tener luz, acumular días sin gas o ir a comer a la Fundación de la Federación de Fútbol forman parte del día a día de los jugadores del Valladolid de la LEB Oro, que acumulan cinco meses sin percibir sus nóminas. Entre ellos, el mallorquín Micky García Stobart, que vive su particular calvario en Pucela, donde la plantilla está harta de las «mentiras y las promesas incumplidas de la directiva».

Los ahorros y el apoyo de la familia permiten a García Stobart seguir adelante. «Es triste porque estas cosas no pueden suceder en el deporte profesional. Se podría decir que casi vivimos de la caridad», relata el exjugador del Obradoiro y el Mallorca Bàsquet, donde también vivió un episodio similiar. En la Isla, el hecho de estar en casa minimizaba el calvario.

La impotencia y el desamparo son la tónica. «Hay días mejores y otros más complicados, pero lo peor es la sensación de que estamos solos en esto. Hemos perdido la confianza en la directiva y no hemos recibido ni una sola llamada de la Federación», afirma. No solo no cobran, sino que tienen serias dudas de poder recuperar sus contratos a través del Fondo de Garantía Salarial por las deudas que arrastra la entidad que preside el mallorquín Sunil Bhardwaj.

Lejos de plantarse o hundirse en la tabla, la plantilla del Valladolid tiene en mente lograr el factor cancha para los playoffs de ascenso a la ACB. «Hemos llegado al punto de tener como prioridad ganar dos partidos para evitar viajes y gastos», precisa el pívot mallorquín, que en verano eligió Valladolid perdiendo dinero y que rechazó en febrero dos ofertas por confiar en la directiva. «Seguimos jugando porque amamos este deporte y por el compromiso que hemos adquirido entre nosotros. Lo mejor para todos es terminar la temporada lo mejor posible porque nos beneficiará en el futuro», comenta.