Las condiciones de la Caja Mágica y el cansancio de Kuznetsova, infatigable durante los pasados cinco días, precipitaron la segunda conquista sobre tierra batida de Kvitova, que solo en Madrid (2011 y 2015) ha sido capaz de brillar sobre la superficie rojiza.
Dieciséis trofeos suma desde hoy la dos veces campeona de Wimbledon (2011 y 2014), poderosa con el brazo izquierdo a lo largo de un torneo en el que despachó sucesivamente a la bielorrusa Olga Govortsova, a la estadounidense Coco Vandeweghe, a la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, a la rumana Irina-Camelia Begu y a la estadounidense Serena Williams.
Había renunciado un día atrás Kvitova a celebrar su primer triunfo sobre la número uno, dominadora del particular cara a cara entre ambas por 5-0 antes de la cita madrileña, consciente de la importancia del reto que le esperaba ante Kuznetsova, su verdugo en los dieciseisavos de final del pasado Roland Garros.
Pocos aficionados acudieron en hora a la pista Manolo Santana, vacía tras el triunfo del español Rafael Nadal sobre el checo Tomas Berdych en la primera semifinal masculina.
Ese factor no perturbó a la checa, que ganó siete puntos de manera consecutiva antes de permitir que Kuznetsova inaugurara su contador en el octavo, que además le permitió salvar la primera opción de rotura de su oponente.
Otros dos errores no forzados de Kvitova impulsaron hacia el 1-1 a la rusa, ganadora únicamente del cuarto y último de los precedentes, el primero sobre tierra batida (Roland Garros 2014).
A diferencia de entonces, cuando la igualdad mandó en el encuentro (6-7, 6-1 y 9-7), la cuarta mejor jugadora del mundo dominó a su antojo la primera manga.
«Tienes más tiempo del que parece», analizó el preparador de la rusa, Carlos Martínez. «El partido de hoy es una cosa más de convencimiento», agregó en un intento de empujar a su pupila, pese a que en el marcador lucía ya un concluyente 4-1.
Veintisiete minutos empleó Petra Kvitova para apuntarse por 6-1 el primer set. El mismo tiempo que tardó la fisioterapeuta de la WTA en revisar el muslo izquierdo de la rusa, fatigado por las once horas de lucha soportadas en su camino hacia la final del torneo.
Negaba el técnico catalán con la cabeza mientras Kuznetsova encaraba por primera de las dos veces el camino de los vestuarios para recibir atención médica, sabedora ya de que su actuación en Madrid aseguraba su regreso al Top-20.
Con un vendaje reapareció ocho minutos después la campeona del Abierto de los Estados Unidos (2004) y Roland Garros (2009), lastrada además por los tres sets que exigieron sus victorias sobre la española Garbiñe Muguruza, la australia Samantha Stosur y la checa Lucie Safarova antes de firmar en semifinales un prestigioso 6-2 y 6-4 sobre la rusa Maria Sharapova, defensora del título.
«Lo siento mucho por no haber podido jugar bien hoy», dijo media hora después ya como subcampeona del torneo, de categoría Premier Mandatory en modalidad femenina.
La lesión de Kuznetsova convirtió en agridulce el segundo triunfo de Kvitova en Madrid, donde había vencido en el año 2011 pocos meses antes de sumar su primera corona en Wimbledon.
«Sé que no te sentías bien hoy, pero has jugado increíble esta semana», apuntó la checa dirigiéndose a su rival ya con el trofeo de campeona que le había entregado la delegada de deportes de la Comunidad de Madrid, Patricia Lázaro.
«Es obvio que me siento feliz de haber podido ganar aquí por segunda vez y de despedirme de esta forma», sentenció una tenista que entre los meses de febrero y abril se había alejado voluntariamente del circuito por sentirse «exhausta» física y mentalmente.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.