A las 16:15 (hora local, 12:15 en España), Calafat y sus compañeros llegaban a lo más alto del Annapurna, una de las montañas más peligrosas del mundo. El cansancio pasaba factura en un descenso que tuvo que realizarse ya de noche, y a partir de entonces empezaron a llegar las primeras noticias preocupantes desde el Himalaya.
Atrapado
Tolo Calafat no podía culminar el camino de vuelta y, rezagado, perdía la pista de Pauner y Oiarzabal, yaciendo a unos 7.500 metros de altitud, sin poder valerse, esperando la llegada de un sherpa, que salió a su encuentro con corticoides, oxígeno, protección y víveres. A la par, se contactaba con él a través de un teléfono por satélite, Pauner y Oiarzabal regresaban con problemas de congelación y visión y las condiciones climatológicas adversas complicaban aún más un rescate que se activaba de inmediato y con urgencia.
Un Plan A contemplaba una evacuación aérea, y por otro lado, experimentados escaladores como Horia Colibasanu, Javier Pérez y Jorge Egocheaga intentarían alcanzar altura con el helicóptero e ir a por Tolo. En paralelo, se intentó sin fortuna que el equipo de sherpas de la coreana Oh Eun Sun, que estaba en el Campo Base 4, se uniera al dispositivo, sin respuesta positiva por el elevado riesgo de una operación que siguió adelante para intentar salvar como fuera a Tolo Calafat.
A las 17.20 (21:20 en Nepal), hora española, del miércoles 28 el Campo 4 entablaba por última vez conversación telefónica con Tolo, quien apenas podía comunicarse e informaba a sus compañeros de que la nieve empezaba a cubrirle y tenía serios síntomas de congelación. La resistencia física del isleño iba a ponerse a prueba en una segunda noche al raso decisiva.
Intentona
El sherpa Dawa inició su camino al encuentro de Tolo y, tanto desde Mallorca como el Campo 4, se vivieron horas de esperanza e incertidumbre. En esa madrugada española del jueves 29 de abril se iniciaba un histórico operativo de rescate tomando como referencia la posición facilitada por el propio montañero.
Con la salida del sol, ya no hubo respuesta a las llamadas al telefóno vía satélite. El sherpa Dawa, tras doce horas, no pudo encontrar rastro alguno de Tolo, y optó por iniciar el descenso junto a su compañero Sonam (que acompañó a Tolo durante la primera noche), a la par que el helicóptero en el que viajaba el médico y escalador asturiano Jorge Egocheaga, tras dos horas rastreando el Annapurna a una altura de récord, se dirigía al Campo 4 para evacuar con una cuerda a sus ocupantes.
Amanecía en España aquel jueves 29 de abril de 2010 con la confirmación de la peor de las noticias. «Se durmió dulcemente, sin sufrir», explicaba la doctora Nerín, que siguió al minuto el rescate de Tolo Calafat, y que apuntó al agotamiento físico y congelación como causas.
Confirmación
El Annapurna envolvía en la leyenda a Tolo Calafat, de 39 años, técnico en telecomunicaciones que dejó el mejor historial de un montañero isleño en la historia, haciendo bueno el lema ‘Mallorca a Dalt de Tot'. Diez años después, su esposa y sus hijos, sus amigos y compañeros, pero en general el mundo del montañismo, tiene muy presente su legado deportivo y humano. Tolo descansa en las alturas, pero el tributo a su persona queda para la eternidad.
18 de mayo de 2006: Everest
Uno de los hitos que dejó Calafat fue la gesta firmada con Juan Antonio Olivieri.
A las 8:30 horas (4:45, en España) del 18 de mayo de 2006, sus voces hacían llegar la noticia. Eran los primeros isleños en hollar la cima más alta del planeta: el Everest (8.848 metros).
6 comentarios
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Grande Tolo. Sempre et recordarem.
Juanito duermes ya por las noches? Los Sherpas no son esclavos.
Un grande del deporte. Siempre en la memoria
Un caballero sobre cualquier superficie y cualquier modalidad deportiva. Siempre en nuestro recuerdo
Un gran deportista y mejor compañero. Siempre en nuestro recuerdo
en memoria de los que todavia corremos ¡¡¡¡¡¡