Vingegaard (Hillerslev, 26 años) atacó a 8 kms de la llegada y se marchó en solitario hasta meta, donde alzó los brazos por primera vez en la Vuelta y estrenando la cima del Tourmalet como meta, con un tiempo de 3h.51.10, a una media de 35 km/hora en el recorrido de 134,7 km entre Formigal y la mítica montaña francesa. Se apuntaron a la fiesta los otros líderes del Jumbo. Saltó del grupo de perseguidores el líder Sepp Kuss, nadie le siguió y cruzó la meta a 30 segundos del danés, y luego hizo lo propio Roglic, a 33, con Juan Ayuso cuarto a 38. Enric Mas terminó a 40 segundos, Landa a 1.15 y Marc Soler fue despedido de la general tras perder 3.08.
Aquí manda el Jumbo, está claro. Y tiene 3 líderes, entre ellos Kuss, lo que también es ya una evidencia. El estadounidense viste de rojo, seguido de Roglic a 1.37 y de Vingegaard a 1.44. Juan Ayuso es cuarto a 2.37, Enric Mas quinto a 3.06 y Soler sexto a 3.10.
El Aubisque (Especial, 16,5 km al 7,1 por ciento), primer puerto mítico del día, prestó su incomparable decorado para vivir las primeras consecuencias serias de la etapa Tour. En sus pendientes inició un temprano calvario Remco Evenepoel. Jumbo vio al león herido y atizó el ritmo para acabar con el campeón belga, sufriendo su pena rezagado, rodeado de sus gregarios.
Por la cima pasó en cabeza el australiano Storer, quien provocó una fuga con Cristian Rodríguez, Andreas Kron y Kenny Elissonde. A 17 segundos cruzó el grupo del líder, con Kuss, Roglic, Vingegaard, Juan Ayuso y Soler. Almeida iba también rezagado, pero no tanto como Evenepoel, padeciendo a 1.10 respecto a sus rivales directos.
Tras un descenso vertiginoso que rompió el pelotón de cabeza, llegó otro hueso duro de roer, el Col de Spandelles (1ª, 10,3 km al 8,3 y rampas del 15. Los Jumbo dieron otra vuelta de tuerca con Kuss y Vingegaard provocando cortes, sin tregua en un sector donde quedaban apenas 20 corredores.
Un rodillo amarillo subía las pendientes del Spandelles con Kelderman y Gesink de locomotoras. A rueda los jefes, Kuss, Vingegaard y Roglic. El danés, doble ganador del Tour, inspirado en las carreteras francesas, muy motivado y con sensaciones cada día mejores, se encargó de anular un intento de Mikel Landa, quien desistió se aventuras cuando vio al rubio a su vera.
El UAE de Ayuso y Soler aguantaba como podía el martillo pilón del Jumbo, mientras Storer saltó de nuevo para coronar al frente. En la cúspide, el australiano ya era líder provisional de la montaña. Vingegaard y Ayuso se repartieron 4 y 2 segundos de bonificación especial.
Por aquellas alturas ya se habían despejado unas cuentas incógnitas. Evenepoel, a 5.50 minutos, seguía su calvario, ya al margen de su objetivo de renovar le título que alcanzó en la Vuelta 2022. El portugués Almeida tampoco iba a ser la baza de la general en el conjunto de Ayuso.
Faltaba la batalla final hacia la cumbre de su "majestad" el Tourmalet, la montaña de las montañas, símbolo del Tour de Francia y expresión usada para definir cualquier dificultad que se pueda presentar en la vida.
El Tourmalet, de categoría especial, 7,4 de pendiente media y rampas máximas del 13, no es el puerto más duro, pero es el más visitado en el Tour y el más legendario. Su cima, a 2.115 metros, ha conocido muchas gestas, como las que escribió Bahamontes, quien pasó en cabeza 4 veces por el puerto de "mal retorno", en lengua local.
No era una etapa cualquiera, era la etapa reina, la del Tourmalet, y el Jumbo no quería pasar la oportunidad de darse un baño de gloria en la primera meta de la Vuelta en tan afamado puerto. Gesink se echó a un lado después de pegarse una buena paliza. Entre los 15 ciclistas elegidos Enric Mas, Ayuso, Landa, Soler y Juanpe López como bazas españolas.
La exhibición definitiva comenzó a 8 km de meta. Vingegaard lanzó tres ataques, y a la tercera fue la vencida: se marchó en solitario, animado por el hecho de poder dedicar la victoria a su hija Frida, que cumplía 3 años este viernes. El danés cumplió su objetivo, pero había más espectáculo en las piernas de los Jumbo.
Mas trató de seguir a Vinggaard, pero el balear no aguantó la iniciativa, lo mismo que Ayuso. Las fuerzas iban justas, lo vio Kuss y el americano se largó del grupo sin oposición. Sólo restaba Roglic para completar el festival. Y el esloveno también atacó. Y cerró el círculo. Nada que objetar, la Vuelta está en la casa del Jumbo. Y, además, Frida tuvo la etapa de regalo de su papá. Inolvidable.
Este sábado se disputa la decimocuarta etapa entre Sauveterre-De-Béarn y Larra-Belagua, de 156,2 km, otra cita clave con la alta montaña con 4 dificultades, el Col de Hourcére (Especial, 11,1 km al 8,7), el Puerto de Larrau (Especial, 14,9 km al 8), Laza (3a, 3,4 km al 6,3) y final elevado en Belagua (1a, 9,5 km al 6,3). Otro examen para seguir aclarando la general.
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