Tadej Pogacar celebrando en el podium tras la etapa 13 del Tour de Francia. | GUILLAUME HORCAJUELO

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Que Tadej Pogacar (UAE) ha sentenciado el Tour en Pirineos, que el esloveno está por encima de todos sus rivales y que, salvo imprevistos, alcanzará el doblete Giro-Tour son aspectos aceptados por el pelotón del Tour, que este lunes descansa en los alrededores de la localidad costera mediterránea de Gruissan.

El Tour reposa en Occitania con el futuro envuelto en la bandera eslovena. Pogacar, líder en la segunda etapa y de forma seguida desde la cuarta, ha aparecido en tres momentos puntuales para encarrilar el que sería su tercer Tour de Francia, desempatando con su gran rival Jonas Vingegaard, quien derrotado en Pirineos, en las cimas de Pla D'Adet y Plateau de Beille, ha terminado por aceptar la superioridad de su enemigo íntimo.

Pogacar domina el Tour con mano de hierro
Cerrado el debate sobre la consistencia del maillot amarillo en las espaldas de Pogacar, el Tour, a 6 días de llegar a Niza, se muestra más previsible que nunca. Las diferencias en la general son grandes. Vingegaard, el único que intenta tutear al líder, se encuentra a 3.09 minutos, bien amarrado a la segunda plaza, mientras que tercero es Evenepoel a 5.19.

Podio definido
Sin oposición al maillot amarillo, el Tour tiene por delante una semana interesante por su recorrido, pero el aliciente se puede ver reducido a la disputa de las etapas y la pelea por los puestos periféricos del podio. En este sector se tendrán que mover los españoles Mikel Landa y Carlos Rodríguez, quinto y sexto a más de 11 minutos, sin opciones a los puestos de honor.

El Tour bajó de los Pirineos con un nivel de resignación considerable. Pogacar se sabe fuerte, dominador, superior a todos. Incluso se permitió «jugar» con Vingegaard en la subida a Plateau de Beille después de que el danés se atreviera a atacarle. «Ví que le faltaron fuerzas cuando trató de soltarme, entonces ataqué yo y me fui hasta meta», explicó Pogacar, confiado, y cada día más cerca del doblete Giro-Tour, con 25 años aumentando su palmarés a marchas forzadas, y haciendo historia con su ascenso al Plateau de Beille, donde batió el récord que tenía Pantani desde 1998 bajando de los 40 minutos, 39.50.

Vingegaard ya limita sus aspiraciones y, sin descartar nada todavía,- el orgullo de un campeón ante todo-, quiere defender el título hasta Niza, si bien admite que «Pogacar es el más fuerte» y que, si esta semana sigue a este nivel, se tendrá que conformar con el segundo puesto. Un punto de vista similar al de Remco Evenepoel, sujeto a la tercera plaza y con más de 5 minutos sobre el cuarto, el portugués Almeida. El belga da por bueno el bronce en el año de su debut y admite que Pogacar es imbatible. «Está haciendo un año perfecto, creo que es por su talento, su trabajo y por el motor que tiene. Además se encuentra en la edad en la que alcanza su top», dice Remco, del grupo de los resignados.

Landa y Carlos Rodríguez por el top 5
Tras la retirada por Covid de Juan Ayuso, de Ion Izagirre, Pello Bilbao y Jesús Herrada, el ciclismo español se queda en la recta final del Tour con dos hombres que descansan en el top ten. Mikel Landa, escudero de lujo de Evenepoel, es quinto, y Carlos Rodríguez, el jefe del Ineos, sexto. Ambos a más de 6 minutos del tercer escalón deberán fijar el objetivo de ganar una etapa. Las diferencias en el cuadro de los 10 primeros son abismales, de otra época. Un punto de interés será la lucha por la cuarta plaza que ocupa el portugués Joao Almeida. A ella aspiran Landa y Rodríguez, a menos de un minuto ambos. En el resto de posiciones, a partir de la séptima plaza de Adam Yates, a 13.38, aumentan las cifras hasta llegar a la décima plaza del colombiano Santiago Buitrago, a 16.32. En la clasificación por puntos el eritreo Biniam Girmay vive tranquilo con su maillot verde, en la montaña también manda Pogacar, el mejor joven es Evenepoel y el mejor equipo el UAE.

El tríptico final será explosivo
Tras las etapas pirenaicas y la segunda jornada de descanso junto a la costa, los velocistas saldrán de sus guaridas para disputarse un caramelo en Nîmes, donde acaba la etapa del martes. El miércoles turno para los aventureros en Superdevoluy con un final interesante que incluye tres puertos en los últimos 35 km. La llegada en ascenso (3,8 km al 5,9) puede dar juego. Para el jueves aparece la media montaña con la decimoctava etapa entre Gap y Barcelonnette. Día rompepiernas con 5 subidas, todas de tercera, todo el día subiendo y bajando. Después llegará un fin de semana apasionante con etapas exigentes. Aún con la general perfilada y Pogacar imbatible por el maillot amarillo, la lucha por el podio puede ser encarnizada.

El viernes 19ª etapa entre Embrun e Isola 2000, recuperando ese final en alto 31 años después. Pero antes dos colosos por todo lo alto, el Col de Vars (18,8 km al 5,7), y La Bonnette, techo del Tour a 2.802 metros de altitud y un ascenso de 22,5 km al 6,9. Día para el dolor de piernas con 4.600 de desnivel acumulados en sus apenas 145 kilómetros. La etapa 20, el sábado, sólo tiene 132,8 kilómetros, pero supera los 4.000 de desnivel acumulado. Tiene el final típico de la París-Niza, con 4 puertos, el Col de Braus (2a,10 km al 6,6), el Col de Turini (1a, 20,7 al 5,7), el Colmiane (1a,7,5 km al 7,1) y el Col de la Couillole (1a), final en alto tras un ascenso de 15,7 km al 7,1.

El Tour no termina en París este año por primera vez en su historia, lo hará en Niza por la proximidad del inicio de los Juegos Olímpicos en la capital francesa. El colofón lo pondrá una contrarreloj larga y quebrada de 33,7 kilómetros, con ascensiones a La Turbie (2a. 8,1 km al 5,6) y al mítico Col d'Eze (1,6 km al 8,1). Se cambia el esprint habitual de la fiesta parisina por una crono, algo que no se vivía desde 1989 con Laurent Fignon y Greg Lemond como protagonistas.