Gregorio Manzano y Nando Pons van de la mano. Como refleja la imagen captada ayer en la Ciudad Deportiva, entrenador y director deportivo abandonar Son Bibiloni en el vehículo del ex jugador del Murense. | Monserrat

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Bajo el paraguas de la Liga y la clasificación europea, en el Mallorca se libra desde hace días una batalla sin cuartel. Una guerra civil en toda regla. La sombra del concurso de acreedores ha provocado una profunda escisión en el seno del club balear, que ha convertido en siameses a Gregorio Manzano y Fernando Pons Niza. El técnico y el director deportivo del club llevan tiempo conspirando contra Mateu Alemany, a quien contemplan como un enorme problema. Técnico y director deportivo preparan una estrategia conjunta para defender sus millonarios contratos. Han buscado asesoramiento legal y a traves de diversos canales han hecho saber al actual propietario que están dispuestos a llegar donde haga falta.
Con una deuda que alcanza los 60 millones de euros y una espiral de gastos suicida, el Mallorca agoniza. El concurso es su única tabla de salvación, pero a Manzano y a Nando Pons eso nunca les ha preocupado demasiado.
A diferencia de los futbolistas, que pueden recurrir al fondo de garantía de la AFE, Manzano quedaría al descubierto en caso de concurso. Pasaría a formar parte de la masa de acreedores y eso significa que debería negociar con el club una rebaja importante de sus emolumentos. La temporada pasada, el técnico jienense costó al Mallorca 1'8 millones de euros, cantidad que podría verse incrementada este año con la clasificación del equipo para disputar la Europa League, ya asegurada, o la Liga de Campeones, y alcanzar los 2 millones.
En el caso de Fernando Pons Niza, el concurso de acreedores también supondría un alivio para la entidad y un duro revés para el ex jugador del Murense. Los administradores tienen capacidad para anular operaciones que se consideren gravosas para la entidad y eso implica que Pons debería retornar al club la prima extraordinaria -1 millón de euros- que le regaló Grande por traspasar a Dani Güiza, el máximo goleador de la Liga española, y además también perdería el «blindaje» contractual que le firmó el dueño del Grup Drac pocos meses antes de abandonar la institución.
Pese a las ingentes cantidades de dinero que han ganado durante las últimas temporadas a costa del Mallorca -se especializaron en sacar primas dobles y triples a Grande-, Gregorio Manzano Ballesteros y Fernando Pons Niza no están dispuestos a perdonar un solo euro. Mateu Alemany se ha convertido en una seria amenaza y la batalla no ha hecho más que empezar. Una facción del consejo de administración lo tiene claro: «son una pareja de mercenarios».