Paul Davidson durante un partido en Son Moix. | Montserrat T. Diez

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El 12 de noviembre de 2008 se desenmascaró uno de los engaños más grandes que ha sufrido el Real Mallorca. Hace dos años, quedó retratado Paul Davidson y con él Vicenç Grande, el que introdujo al 'Fontanero' en el club y en la sociedad balear. Eran uno para el otro. Y uno y otro están como están. Por sus hechos los conoceréis. Y se dieron a conocer tanto uno como otro y de qué manera. El 21 de julio de 2008 el Mallorca hacía público que el promotor de Drac, cuya empresa estaba en concurso de acreedores desde el 16 de junio, había alcanzado un preacuerdo con el empresario Paul Davidson. La noticia causaba un impacto brutal en la sociedad balear y en especial en la afición balear. Apodado como 'el fontanero' por sus supuestos negocios vinculados a las tuberías, rápidamente se convirtió en el 'bufón' de ese verano. Gran aficionado al buen comer y al mejor beber, Davidson encontró en Grande al personaje ideal para asociarse y darse a conocer a costa de todo lo que hiciera falta. No dudó en firmar documentos, contratos y en acordar que adquiriría el club por 38 millones de euros. En los días siguientes a hacer pública la compraventa de la acciones de Grande, el inglés fue vendiendo su mensaje de grandeza, de que haría un equipo grande, de que iría a la Champions, mentiras,
mentiras, mentiras. Él mismo era una mentira. De hecho, este periódico descubrió meses después que fue destituido de la empresa en la que supuestamente trabajaba y que no había nada de nada, ni tuberías, ni dinero, ni fútbol. A Grande le costó descubrir la verdad, al menos de puertas para afuera y hasta en dos ocasiones le dejó plantado en la entidad bancaria donde tenía que hacerse efectivo el pago de los casi 40 millones de euros. Al final el club se ha vendido por poco más de un millón. ¿Por qué alargó tanto el engaño Vicenç Grande? La historia se prolongó prácticamente medio año, un tiempo precioso que convirtió al Real Mallorca en el hazmerreír del fútbol español.

Ahora Grande y Davidson forman parte del pasado, pero siempre es necesario recordarlos para entender el presente. Ahora el Mallorca está en concurso, poco a poco está ganando la credibilidad que perdió y la credibilidad es como los kilos que uno va acumulando en la cintura: son muy fáciles de almacenar y muy difícil de hacerlos desaparecer. En esas están Mateu Alemany y Serra Ferrer, pero nadie podrá impedir nunca que en la historia de un club casi centenario figure el nombre de este inglés que tanto daño hizo al Mallorca. No se olviden del fontanero y de quien lo trajo.