Los autores de los goles, celebrando el triunfo. | Monserrat

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3 - Mallorca: Aouate; Cendrós, Nunes, Ramis, Kevin; Pereira, Martí, De Guzmán (Castro. min. 75), Nsue; Víctor Casadesús (Joao Víctor, min. 65) y Webó.

0 - Hércules C.F.: Calatayud; Cortés, Paz (Rodríguez, min. 46), Pamarot, Pulhac, Fritzler (Cristian, min. 56); Aguilar, Kiko Femenía, Sendoa (Portillo, min. 61); Valdez y Trezeguet.

Goles: 1-0, min. 37: Nsue recoge un balón rebotado en el cuerpo de Calatayud y marca; 2-0, min. 40: Víctor Casadesús, libre de marcaje en el área pequeña, recibe un pase de Webó y clava el balón en la red; 3-0, min. 50: Pereira culmina una gran jugada personal.

Àrbitro: Ramírez Domínguez (comité andaluz). Amonestó a Fritzler, Valdez, Cendrós y Joao Víctor.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada del campeonato de Liga disputado en el Iberostar Estadi ante unos 9.000 espectadores.

Ha tenido que darle la vuelta al calendario, pero el Mallorca ha logrado quitarse un peso de encima. Con la llegada del año nuevo, la escuadra de Michael Laudrup ha sepultado todas esas miserias que había aireado durante un diciembre tétrico y para recuperar las viejas sensaciones. O al menos, las que emitía durante la primera fase de su proyecto, mientras llenaba las alforjas de camino a la zona más exclusiva de la Liga. El grupo isleño, que se estaba acostumbrando a claudicar frente a todo el que se cruzaba en su camino, taponó ante el Hércules una hemorragia que empezaba a resultar peligrosa y cambió radicalmente de imagen en noventa minutos de inspiración, brillo y reconciliación con los buenos modales futbolísticos (3-0).
La mayor fiesta que ha abrazado Son Moix esta temporada se fue organizando prácticamente sobre la marcha. Al frío ambiental y a esa escasa población que mostraban las gradas había que sumarle la falta de rodaje de ambos equipos tras el mini parón navideño, lo que provocó que el encuentro tardase más de lo necesario en desprecintarse. Pese a todo, fue el Mallorca el que trató de inclinar el campo desde el inicio y el que se arremangó para cocinar un gol que rozó varias veces a balón parado. Sin Castro, relegado al banquillo a modo de toque de atención, y con el dibujo sobre el que se recostaba en la génesis del torneo, el cuadro rojillo sufrió para arrancarle la escarcha al motor, pero lo acabó consiguiendo a base de golpes. Primero con un cabezazo de Pereira a la salida de un córner, luego con uno de Ramis y al final con otro remate del francés que acabó en el fondo del marco de Calatayud, aunque Ramírez Domínguez lo anulara después al observar una posición dudosa de Víctor. Pero lejos de sacarle que quicio, la acción despertó a la grada y al equipo, que avanzó decidido a la siguiente base.
Poco a poco, el propulsor de Laudrup fue cogiendo temperatura y estalló tras la primera media hora en otra jugada construida a balón parado. Pereira engachó un disparo desde las afueras del área y Calatayud, que sólo pudo repelerlo, le entregó el tanto a bandeja a Nsue, que sólo tuvo que remachar la bola para devolverlo todo a la normalidad.
El gol llenó de aire fresco los pulmones del Mallorca, que no quiso esperar a que la función se enfriara para dejar sin aliento a un Hércules que ya parecía demacrado. Subido todavía a la ola de ese primer arponazo, la escuadra balear aceleró el papeleo y cerró las puertas antes del descanso. Víctor, que todavía no había estrenado su cuenta en la liga pero que venía de actualizar sus números en la Copa, se asoció con Webó para dejar su sello en la portería alicantina y quitarle el óxido a su autoestima. Trabajo resuelto. Un problema menos.
En medio de ese escenario, el Mallorca sólo podía divertirse. Acababa de liberarse de las ataduras que limitaban sus desplazamientos y su rival era incapaz de responderle con firmeza pese a los intentos de Esteban Vigo para reanimarle. Y por si eso fuera poco, se encontró el once bermellón con un nuevo argumento para seguir volando. Pereira, excelso de nuevo, se burló de David Cortes para trazar una de las acciones más bellas de la noche y abrochar, ahora sí, un encuentro que llevaba mucho tiempo marcado con un círculo rojo. Es sólo el inicio de un mes que será trepidante, pero el equipo, además de tener otro color, se ha sacudido sus mayores problemas de encima.