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El Real Mallorca completó ayer la metamorfosis de su estructura directiva para encarar la próxima temporada con una división de poderes que contribuya a potenciar el gobierno de la SAD balear. El desembarco de Pedro Terrasa dibuja un nuevo escenario en la organización de la cúpula mallorquinista, que se ajusta a las exigencias de la administración concursal para mejorar sus prestaciones en todos los depatamentos y profesionalizar la estructura.

El consejo de administración del club ha diseñado una comisión ejecutiva formada por tres consejeros delegados: Pedro Terrasa (dirección general) Llorenç Serra Ferrer (dirección deportiva) y Jaume Cladera (presidente). Serán necesarias dos firmas para la toma de cualquier decisión, lo que supone un sistema que busca el consenso entre las parcelas económica, deportiva e institucional.

Terrasa, que acumula 13 años trabajando para el Real Mallorca en diferentes escalafones y otros tres como consejero, se mostró satisfecho de «volver a casa» para responder al compromiso que adquirió con Serra Ferrer cuando hace un año el grupo liderado por el pobler compró el paquete accionarial de Mateu Alemany. Apreció que la nueva estructura «es un buen modelo porque obliga a negociar a los tres pilares de una entidad» y valoró el contrapeso que puede ejercer «el seny del presidente» cuando la voluntad del departamento económico y el deportivo difieran.

La hoja de ruta de Terrasa contempla el objetivo a largo plazo de conseguir el equilibrio presupuestario teniendo en cuenta que el mercado actual cada vez es más difícil conseguir plusvalías a través de traspasos que históricamente permitía minimizar el déficit. Además, señaló que la gestión de una empresa en concurso de acreedores «es más fácil que otras porque las reglas son muy claras».

Precisamente alcanzar un acuerdo con los acreedores es la prioridad de Terrasa, que se ha fijado como meta a corto plazo firmar el convenio con los acreedores a finales de 2011 o en el primer trimestre de 2012. No obstante, centrará sus esfuerzos en agilizar el día a día de la gestión y permitir que Serra Ferrer ocupe la parcela deportiva y Jaume Cladera la institucional.

En la tercera línea de la agenda del nuevo director general mallorquinista está conseguir «un socio estratégico» para aumentar la capacidad económica del Real Mallorca. «El club no está en venta, está abierto a conseguir músculo económico», dijo Terrasa, que tiene claro que «hay que ser muy escrupuloso y tener mucha prudencia con un nuevo socio, porque la experiencia nos dice que es peligroso contar con aguien si no está ligado emocionalmente al club o a esta tierra».