Miquel Angel Nadal, en el Paseo Marítimo y durante la entrevista. | Jaume Morey

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Miquel Àngel Nadal Homar (Manacor, 1966) está al límite. Después de dimitir el pasado lunes como miembro del consejo de administración -de momento él y su sobrino Rafael se reparten un 10% de las acciones de la SAD balear- y de ver cómo cerraban la puerta de la entidad Michael Laudrup y Erik Larsen, el manacorí está deshojando la margarita de su futuro, valorando todas las posibilidades... aunque sus palabras invitan a pensar en su adiós. De hecho, salvo un giro de 360 grados, Nadal tiene previsto comunicarle mañana al propio Caparrós que recogerá los bártulos y se irá al no considerarse «útil».

Las últimas erupciones institucionales y la irrupción de Joaquín Caparrós y su equipo de colaboradores, le han situado en una situación incómoda. «Como accionista, no podría permitir un gasto extra por hacer el mismo trabajo», razona. Nadal pretende realizar una «transición tranquila» y aportarle toda la información que requiera respecto a la primera plantilla. El entrenador sevillano, «un gran tipo y un gran técnico» le ha pedido que se quede, pero...

En una entrevista concedida a Ultima Hora, Miquel Àngel Nadal repasa la vertiginosa actualidad de un club que ha esparcido una imagen «patética» al exterior durante estas últimas semanas. Las declaraciones de los consejeros Miquel Coca y Biel Cerdà y su relación con Llorenç Serra Ferrer -el hombre que le hizo debutar en Primera División hace ya veinticinco años- tampoco pasaron de largo en este encuentro con el mejor jugador de fútbol que ha dado la historia de las Illes y que en las próximas horas volverá a abrir la puerta de salida.

-¿Ha decidido su futuro en el Real Mallorca?
-Mi futuro deportivo está supeditado a varios aspectos. Lo fácil hubiera sido irme nada más fichar a Joaquín Caparrós, pero pensé que podría ser útil al nuevo entrenador. Hablé con él y le transmití mi idea de pasarle toda la información que me solicitara. Él me transmitió que contaba conmigo. Mi intención es hacer una transición tranquila, ayudarle en todo lo que me pida. Si a corto plazo veo que mi papel en el cuerpo técnico es muy secundario y no aporto cosas positivas, entonces daré un paso atrás. Actuaré desde la responsabilidad y el sentido común, como siempre he intentado hacer.

-Es decir, que todavía no ha despejado la incógnita de si seguirá o no en la entidad.
-Mi posición de inicio es permanecer unos días, seguir reflexionando y utilizar el sentido común. No hay que olvidar que Joaquín ha llegado con su gente de confianza y, pese a que me ha dicho que cuenta conmigo, yo sé qué significa ir a un club con tus colaboradores directos. Respetaré ese nuevo escenario. Me gustaría ser útil, quiero serlo, pero si observo que mi papel es secundario, haré lo mejor para el club... y si lo mejor para el Mallorca es que yo abandone, así lo haré porque hay que pensar primero en la institución.

-Independientemente de la decisión que adopte, usted y su sobrino son accionistas de la entidad. ¿Seguirán formando parte del accionariado?
-Eso también me merece una reflexión y es que este club ahora está en concurso y hay que ir con cuidado con lo que se gasta y con lo que se invierte. Ahora hay una paga más de un ayudante en el campo porque Joaquín ha llegado con su staff técnico. Eso también merece una reflexión. Quiero decir que no se me escapa esta cuestión. Pienso en todos los pros y los contras y en lo que puede ser mejor para el club.

-Ahora que ya han transcurrido unos días, ¿puede decir cómo vivió el adiós de Laudrup?
-Es evidente que mal. De hecho, durante estos últimos meses han sucedido toda una serie de situaciones desagradables que me han obligado a realizar una profunda reflexión y a tomar una serie de decisiones: la primera, abandonar el consejo de administración. Era del todo incompatible tener un voto en el consejo, por ejemplo, para decidir si se destituye a un entrenador o se ficha a otro. En el caso del adiós de Laudrup, la situación se deterioró mucho. No había comunicación y por el bien de Michael y de la entidad lo mejor era que se fuera. Él, con la situación que se creó, lo pasaba muy mal, como así lo manifestó. La relación entre él y Serra Ferrer era inexistente y todo acabó como ya se sabe.

-Un punto de inflexión en la relación entre el máximo accionista y el entrenador fue todo lo sucedido en el último día del cierre de fichajes, con la marcha de De Guzman y la no contratación de Ogunjimi.
-Hubo problemas y estos no se arreglan si no se afrontan, esa es la realidad. Los problemas tienen un inicio, debes afrontarlos y posteriormente corregirlos, pero aquí no se dieron estas fases. Quiero decir que no hubo comunicación y eso no es bueno en ningún sentido, tampoco en un club de fútbol. Esa falta de comunicación creó el deterioro al que me he referido.

-Anteriormente ha hablado de situaciones «nada agradables».
-Es que negar lo evidente es negar la realidad, negar unos hechos que sucedieron y que no son agradables, no va conmigo. Por ejemplo, con el tema de Laudrup se llegó a una situación de deterioro importante y en conjunto se dio una imagen que yo no puedo aprobar. Mi posición además era muy incómoda. Por ejemplo, en el consejo se votó el adiós de Larsen por sus declaraciones y yo tengo un voto en el consejo, pero también era compañero de Larsen en el vestuario... con esto no quiero decir que defienda lo que dijo Erik, porque yo mismo le dije que se había equivocado. Pero yo no podía estar en el consejo y en el vestuario. Imagínense si se llega a votar el cese también de Michael Laudrup. Me habrían puesto entre la espada y la pared. Por esta incompatibilidad dimití del consejo. Y también porque no comulgo con la imagen que se está dando.

-¿Cree que ha salido muy perjudicada la imagen del Mallorca por todo lo que ha sucedido durante las últimas semanas?
-Es evidente y me duele decirlo, pero es así. Eso es precisamente lo que quise demostrar con mi marcha del consejo de administración. Primero, les di libertad absoluta para que tomaran una decisión respecto al tema del entrenador. Y segundo, lancé un aviso a todos los consejeros porque no aprobaba la imagen que se estaba dando. Así se lo dije a Serra Ferrer. Le comenté que mi marcha les podía servir para dar un toque de atención. Le dije también que me avergonzaba por todo lo que estaba pasando. Que la situación se le estaba yendo de las manos. Se estaban equivocando en diferentes aspectos y estoy seguro que lo seguidores del Mallorca no estaban contentos con todo lo que veían y escuchaban. Con las sensaciones que desprendía la entidad. Y yo, obviamente, tampoco lo estaba.

-Por sus palabras se extrae que usted, al igual que le sucedió a Michael Laudrup, tampoco se encontraba a gusto con la situación de las últimas semanas
-Para ser sincero... he estado saturado durante estos últimos meses. Esa es la realidad.

-¿Cree que esta situación de estrés añadido es culpa de Serra Ferrer por su gestión y su forma de ser?
-Con Llorenç he hablado muchas veces y de varios temas. Todos saben que le tengo un aprecio especial, pero él tiene que saber que ya no soy aquel chaval al que hizo debutar con 19 años. No descubro el mundo si digo que es una persona difícil.

-¿Qué pasó durante la gira por tierras colombianas? ¿Se produjo alguna situación tensa entre usted y Serra Ferrer?
-Es algo que ya trascendió. Serra citó a Laudrup para una reunión y Michael me dijo que le acompañara. Así lo hice. Llorenç se sorprendió, me preguntó qué hacía allí si él no me había llamado. Le dije que Laudrup quería que le acompañara... en esos momentos ya no había una comunicación muy fluida entre ambos.

-Antes de seguir con los temas institucionales, ¿llegaron a plantearle la posibilidad de entrenar al equipo para toda la temporada?
-Algunos consejeros valoraban esa posibilidad y ese fue uno de los motivos que me empujaron a abandonar el consejo de administración por la incompatibilidad, para no influir en ninguna opinión. Dirigí al equipo en Pamplona y después se decidió el fichaje de Caparrós.

-¿Y si le hubieran realizado una propuesta formal?
-Hablamos de hipótesis, pero igual hubiera aceptado... La realidad ahora es otra. El club fichó a Joaquín Caparrós, que es un gran entrenador y un buen tipo en el cara a cara.

-Miquel Coca manifestó horas antes de que el equipo jugara en Pamplona que de todos los que formaban parte del consejo de administración, el único que amaba de verdad el Mallorca era Serra Ferrer. ¿Qué opinión le merecen esas manifestaciones?
-No pongo en duda que Serra quiera al Mallorca, pero por mi parte, jugar once temporadas aquí, en ocasiones lesionado, sin cobrar durante un par de años... son hechos que demuestran que también amo a este club. Las declaraciones de Coca fueron un error y una falta de respeto hacia los demás.

-En líneas generales, ¿qué opinión le causaron las declaraciones de Biel Cerdà y Miquel Coca criticando al director general Pedro Terrasa?
-No son propias de un club del prestigio del Mallorca ni por el contenido de las mismas ni por el momento en que se realizaron. Hablaron el día antes de un partido cuando todas las fuerzas debían estar encaminadas hacia el encuentro. Repito que no fueron ni apropiadas ni adecuadas. En la rueda de prensa que ofrecí antes de viajar a Pamplona traté de normalizar la situación, o al menos no echar más leña al fuego. Pero también deje claro que no quería ver a ninguno de ellos ni en el autobús ni con los jugadores porque pensé que no era adecuado crear un incendio y luego actuar como si no hubiera pasado nada.

-¿Venderán usted y su sobrino Rafael sus acciones?
-A día de hoy no lo sé, pero de momento no lo tenemos previsto. Yo animé a Rafael para que prestara su imagen y colaborara de alguna forma, aunque la imagen de descrédito también está salpicando a mi sobrino y estoy avergonzado por ello.