Víctor intenta superar a un jugador del Athletic en el partido del curso pasado.

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Exhausto, desenganchado del vagón de cola y sin apenas argumentos a los que agarrarse, el Mallorca mira a La Catedral e imagina un último gran milagro. El equipo de Manzano, que lleva ya unas semanas respirando de manera asistida, se despedirá el sábado de San Mamés y le pondrá su candado particular uno de los mayores templos de la Liga. Sin embargo, la cita no tendrá precisamente un carácter amable y festivo. Con el Athletic ansioso por abrazarse a la permanencia y todo el peso de la SAD balear colgando de un hilo, no pinta el encuentro para celebraciones. Al menos en la orilla isleña. Una victoria podría hacer que el grupo recuperase algo de color, pero cualquier otro resultado equivaldría a redactar el acta de defunción durante el viaje de vuelta y supondría el epílogo más triste al paso del club por uno de esos escenario míticos por los que ha desfilado en los últimos tiempos.

Protagonista de 26 representaciones en San Mamés, el Mallorca carga allí con un balance negativo a sus espaldas, aunque también ha firmado muy buenos momentos. Como cuando emergió por primera sobre su pradera, el 26 de marzo de 1961. Los rojillos, bajo la dirección técnica de José Luis Saso, superaron por la mínima al Athletic (1-2) con goles de Antonio Oviedo y Haro y dejaron su huella en la capital vizcaína con una gesta que tardarían más de cuarenta años en repetir.

Ahora, con el Mallorca, viviendo una situación dramática, lo más probable es que vuelva a encontrarse en Bilbao con un sinfín de piedras por el camino. Pese a disfrutar de una situación mucho más confortable que la de los baleares, el Athletic no se ha amarrado del todo a la categoría y se ha propuesto hacerlo el sábado a la hora de la siesta.

Bielsa, que ya tiene claro el equipo con el que le dará la bienvenida al Mallorca -solo intriducirá un cambio con respecto al once que empató en Balaídos: el de Ander Herrera por Irurraspe- y ha mantenido la tensión entre sus filas. La única consigna de la plantilla apunta a derrotar a los bermellones. «Es un partido fundamental. La diferencia entre ganarlo y perderlo es enorme», recodaba ayer Iraola en Lezama, en una muestra más de que el Athletic apretará los dientes. «El Mallorca tendrá sus esperanzas, pero tenemos quedefender lo nuestro», insistía amenazante.