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Casi una década después de su bautismo con la primera plantilla del Mallorca, Carlos Carmona Bonet (Palma, 1987) llama al timbre de Son Moix vestido de forastero. Quizás se haya despojado ya de ese rostro marcado por el acné con el que irrumpió en las casetas de Floro y Cúper. De hecho, es probable que apenas encuentre elementos que le sean familiares de un club en el que aterrizó siendo aún alevín, procedente del Son Roca. Pero durante su ausencia también ha afilado esa calidad con la que derretía defensas sobre la hierba del viejo Sitjar, con la División de Honor juvenil como telón de fondo. La misma que le ayudaba a brillar en las categorías inferiores de la selección, junto a Javi García, Cesc Fábregas, Diego Capel o Gerard Piqué. La que llamó la atención del Arsenal. O la que le impulsaba a abrirse paso en las catacumbas rojillas, en grupos rociados de talento en los que compartía alojamiento con Dani Benítez (en aquellos tiempos Dani González), César Collado o, más adelante, el propio Víctor Casadesús. Por eso el domingo, cuando cruce por primera vez el umbral de Son Moix como profesional, le embestirán un montón de lejanos recuerdos y un único deseo: disfrutar de esa atención de la focos que aquí, por una razón u otra, siempre se le ha negado desde su marcha.

«En el caso de marcar, celebraré el gol. Claro que lo haré», respondía ayer en Gijón a esa pregunta sin la que parece imposible que se produzca un regreso. «Me debo al Sporting y no ocultaría la realidad de algo que me gusta», sentenciaba en un alarde de franqueza.

Ha pasado mucho tiempo desde que hizo por primera vez la maleta, pero hasta ahora el fútbol le había negado la posibilidad de coincidir cara a cara con el Mallorca. Primero fue el Valladolid, luego el Cartagena. Más tarde, el Recreativo. A continuación, el Barça B. Y, finalmente, el Sporting. En total, cinco destinos y ningún reencuentro. Principalmente, porque desde que se asomó a Mestalla en noviembre de 2004 no ha vuelto a desfilar por la primera planta del fútbol español. Solo el descenso del Mallorca tras 16 años de vuelo ha propiciado la coincidencia. «Evidentemente, va a ser un partido muy especial para mí. Debuté cuando tenía 17 años, un año más tarde me marché cedido al Valladolid y la siguiente temporada, al Cartagena. Luego ya no regresé», relataba a la prensa asturiana al tiempo que empezaba a coger carrerilla. «De todas formas, tampoco tengo ningún ánimo de revancha. En absoluto», matizaba.

Después de pasar un montón de año con la mano levantada, el domingo, a la hora del aperitivo, dispondrá al fin su turno de palabra.