Cabrero, portero del Real Mallorca. En sus manos está el primer objetivo: no encajar. | Miquel Àngel Llabrés

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Mallorca afronta este sábado (18:00 horas, El Alcoraz) otra batalla por la salvación. Reducir el valor de la victoria es el primer ejercicio peligroso en el que se puede incurrir este sábado. Ante el Huesca solo vale ganar o ganar porque los empates ahora son un paso demasiado pequeño y en la clasificación apenas tiene consecuencias. Por eso ha llegado el momento de disfrutar de una vitoria de calidad y el campo del Huesca puede ser un buen escenario para empezar la verdadera recuperación, la que dan los resultados.

Hasta ahora Olaizola y sus muchachos se conforman con las sensaciones y disfrutan de ver una línea ascendente donde solo hay derrotas. Pero algún día cambiará la suerte y algún día este equipo decidirá que ha llegado la hora de dejarse de excusas y saldrá a ganar. Saldrá a ganar de verdad.

Olaizola ha entrado en ese bucle de dudas, de inseguridad, de no saber si ir o venir, de jugar con tres centrales o jugar con dos. Pronosticar un once y un sistema es hoy por hoy un ejercicio poco prudente y eso, no hay que engañarse, es una mala noticia a estas alturas de temporada. Y es una mala noticia sobretodo porque te enfrentas a un Huesca que sí tiene las ideas claras, que sí sabe a lo que juega y que además tiene un objetivo por delante muy ilusionante: el de luchar por el playoff.

El Alcoraz será por lo tanto escenario de una batalla desigual porque el dueño del campo, con todo a su favor, jugará para tomar impulso en su sueño de ir a Primera y el visitante tratará de sumar puntos que le permitan pensar que la salvación no es una quimera.

Al redactar la convocatoria Olaizola se ha vuelto a encontrar con un extenso parte de bajas, ya que además de juan Rodríguez, Santamaría o Campabadal se han sumado también Juan Domínguez y Company, que ha sufrido una fuerte gastroenteritis. Sobre el campo el técnico confía en la veteranía de Culio, en las galopadas de Lago, en los goles de Lekic, pero también puede tal vez echar mano del buen momento de Pol Roigé e incluso de la confianza que puede haber ganado Dalmau tras su acción el pasado domingo donde solo la mala suerte le privó de marcar.