Los jugadores del Mallorca celebran el gol conseguido por Lago Junior ante el Sevilla Atlético en el Ciutat de Palma de hace dos semanas. | Miquel Àngel Borràs

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36 años después, el Real Mallorca escarbará en la Segunda B ante los ojos de su gente. El conjunto bermellón, que la semana pasada se quitó el óxido de la piernas y soltó amarras en Peralada, regresa a su domicilio para escenificar otro partido especial, por todo lo que significa, y para confirmar las buenas vibraciones que ha ido arrojando en los primeros kilómetros de la temporada.

El primero en pasar por la caja del Camí dels Reis será una Peña Deportiva de Santa Eulària todavía en construcción que va de derbi en derbi. En el de este sábado, inédito en partido oficial, los de Vicente Moreno intentarán imponer por primera vez el efecto Son Moix y aprovechar las condiciones de su cuartel para acorazarse y marcar el territorio (17.30 horas).

Favorito

Sobre el papel, se trata de otro partido que parte escorado hacia el bando mallorquinista. Como en la primera jornada, se encuentran de frente dos equipos que han llegado este año a la categoría desde niveles diferentes y en un grado de madurez muy distinto. Avalado por una pretemporada impecable y por ese oficio que proyectó en Peralada, el Mallorca espera aprovechar el estirón inicial para aplicar un ritmo alto desde la cabeza del torneo. Además, se ha propuesto hacer de su estadio la mejor plataforma de lanzamiento, un fortín complejo de abordar desde el que articular su propuesta y en el que exponer su manual en profundidad. «Si nos dieran a elegir, ojalá pudiéramos jugar todos los partidos como locales», explica Vicente Moreno en esa dirección. «Tiene que ser un plus añadido y una ventaja, entre comillas, jugar en un estadio como el que tenemos y ante nuestra afición. A ver si somos capaces de aprovecharlo y de darle a nuestra afición un triunfo que, aparte de alegrarles, les hace falta», apuntaba el valenciano, consciente de que el primer choque en Palma también está cargado de significado. Solo por eso, el técnico del Mallorca espera un encuentro que poco tenga que ver con el del estreno, marcado por las estrecheces del tapete y el viento. «Debería ser un partido distinto porque las circunstancias lo son. Solo por medidas, el terreno de juego te condiciona mucho el tipo de juego que puedes realizar. Debería verse algo diferente. A partir de ahí, es todo incontrolable. Será un encuentro difícil, ante un rival que también tendrá la motivación de jugar en un campo como el nuestro y que tiene buenos jugadores que nos dificultarán la tarde», presiente.

¿Continuidad?

Moreno afronta el segundo capítulo con toda la artillería a punto y mucho por decidir. Sin bajas contabilizadas, el entrenador redactará hoy mismo la lista de convocados para recibir a la Peña y deberá determinar si le da continuidad al boceto que plasmó en Peralada o si realiza algún ajuste. Unas modificaciones que, en el caso de producirse, podrían afectar a la composición del centro del campo o al ataque, donde futbolistas como Bryan Reyna y Abdón Prats vienen apretando los dientes y sacándole partido a sus minutos sobre la hierba.

En el caso de la Peña Deportiva, llega a Palma con 17 jugadores y herido tras su patinazo en el derbi pitiuso, por lo que buscará en Son Moix un remedio para sus males. Incorporado a la liga más tarde de lo normal y renovados por completo, los de Santa Eulària trabajan aún para ensamblar casi todas sus piezas.