Sergi, arrodillado tercero por la izquierda y Abdón, primero por la derecha con el balón. Año 99.

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En el año 99 al Real Mallorca lo entrenaba Héctor Cúper y el Sitjar era el templo del mallorquinismo. Ese año, a unos 72 kilómetros de distancia, en Artà —todavía no se había inaugurado el desdoblamiento de la carretera de Manacor— sobre la tierra del campo de Ses Pesqueres, dos pequeños futbolistas de 6 y 7 años de edad maravillaban por su descaro con el balón. Hoy, 20 años después, esos dos pequeños de categoría prebenjamín son futbolistas de Primera División: Sergi Darder (Espanyol) y Abdón Prats (Mallorca).

Ambos habían empezado a tocar balón en la escoleta bajo la mirada y los conocimientos de Quique Darder, padre de Sergi y que por aquel entonces empezaba su etapa como entrenador. Ses Pesqueres entonces era de tierra, tenía cierto desnivel y subir de la portería cercana al matadero municipal hacia el otro arco en ocasiones era tan difícil como subir el Tourmalet. Ahí, en ese terreno de juego, entre algo de arena, piedras y barro tras la lluvia, Sergi y Abdón se conocieron, forjaron una gran amistad y hoy son de Primera.

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Abdón es el ídolo del mallorquinismo, el domingo marcó el gol del ascenso. Ese año el equipo prebenjamín del Artà en el que empezaron a jugar federados tanto Sergi como él se proclamó campeón de Mallorca con unas cifras impresionantes. El equipo anotó 187 goles y no recibió ninguno. Sergi y Abdón marcaron mucho de esos goles. «No había partido en que cada uno no anotara tres o cuatro goles» recuerda el entrenador Quique Darder. Han pasado 20 años, y la evolución de ambos ha sido notable, pero el técnico asegura que Abdón no ha cambiado casi nada. «Su forma de moverse, ese juego con los codos ese disparo potente que tiene...todo es igual en él. Le veo jugar ahora y veo a ese niño de 7 años que en Ses Pesqueres no perdonaba. Sergi ha variado porque pasó de delantero a ir retrasando poco a poco su posición hasta convertise en pivote».

Este equipo, recuerda Quique, llegó a crear una enorme expetación en Artà. «Era increíble ver jugar estos pequeños, no solo Sergi y Abdón eran muy buenos, muchos otros tenían también mucho talento». Dos años después sus caminos de separaron, pero ambos tenían claro que su destino estaba escrito. Con mucho sufrimiento han llegado a Primera. Y todo empezó en Ses Pesqueres.