«Pondré a los once que he visto mejor desde el día del Granada hasta acá», confirma Aguirre. «Lo que intento siempre es buscar al jugador que estuvo bien esa semana, ese que sientes que está en su momento. Tienes que elegir en función de los que crees que están mejor para ese partido. Sobre todo ahora que no hay mañana y se agota el tiempo», argumenta. «En este caso, ayuda que todo vaya tan rápido porque después de un partido como el del otro día lo que quieres es volver a jugar cuanto antes». Aguirre recupera para el viaje a Sevilla a un central, Franco Russo, ausente el pasado fin de semana por unas molestias musculares, pero no a Amath Ndiaye, al que espera reclutar de cara al duelo del domingo contra el Rayo Vallecano.
El técnico mallorquinista considera que después de una debacle como la del 2-6 lo único que hay que hacer es «pedir perdón, cerrar la boca y trabajar» aunque aclara que lo que ocurrió en el segundo tiempo (su equipo encajó un 1-5 tras el descanso) fue un «desorden generalizado y no un problema de actitud». «Es difícil saber si la situación sobrepasó a los jugadores y me lo he preguntado yo también. Si les pudo, no te lo van a decir. El jugador de Primera debe estar preparado para eso, y si no es capaz de soportarlo se tiene que ir a casa. Y estos sirven, lo creo firmemente. Estoy convencido».
Aguirre aguarda este miércoles «al mejor Sevilla». «Viene de dos empates e irá a por todas. Espero un equipo intenso, fuerte, agresivo. Será un partido complicado pero iremos a competir, claro. Ahora toca sufrir el doble, merecidamente, porque ya no dependemos de nosotros», avisa. «Pero aún no he sacado la calculadora, esa no es una buena receta. No hay ningún escenario bueno de aquí hasta el final. Quedan tres finales y hay que ganarlas. No hay más».
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La del sábado era mucho más fácil y nos hicieron seis.