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El Mallorca volvió a pagar con la derrota su falta de ambición. Jugar con el corsé abrochado ante un Cádiz con la soga al cuello y en un escenario tan hostil para el local como para su enemigo, sin coger la iniciativa para meter más presión, acabó con la tercera derrota consecutiva a domicilio. Como en Getafe y Pamplona, el grupo balear pisó el césped mas preocupado por taponar las grietas que por hacer daño y el miedo desembocó en otra función sonrojante y sin apenas anotaciones en el cuaderno de bitácora.

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El VAR y su interpretación merecen un capítulo aparte. En un momento se pasó de la posible expulsión de un jugador del Cádiz (el pisotón por detrás a Grenier fue clamoroso) al primer gol amarillo. Y para rizar el rizo, un balón centrado que esta vez sí requirió la visión arbitral para señalar el primer penalti favorable al Cádiz en toda la temporada... Javier Aguirre no se mordió la lengua tras el duelo. «No sabes si es más necio el árbitro del campo o el del VAR», apuntó el mexicano.

El equipo debe recuperar sus mejores sensaciones. Atrás ha perdido fiabilidad (Copete no está en su mejor momento) y arriba Vedat Muriqi ya no huele la sangre como antes. Se fue al Mundial con una racha extraordinaria -cinco jornadas seguidas marcando-, pero ya suma más de dos meses sin mojar en el campeonato. Por cierto, el equipo cruza el ecuador con un buen botín (25 puntos), pero con la sensación de que si te descuidas, te caes por el precipicio...