Los jugadores del Mallorca celebran el gol de Muriqi en Balaídos. | Carlos Gil-Roig

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El estadio de Montilivi albergará hoy el choque entre el Girona y el Mallorca (14:00 horas, Movistar LaLiga) un encuentro que enfrentará estilos diametralmente opuestos. Dos equipos que persiguen el triunfo de forma diferente y dos entrenadores que entienden también el fútbol como la noche y el día. Míchel en el banquillo catalán y Aguirre en el mallorquinista ven este deporte cada uno a su manera y a final de temporada se demostrará qué plan ha sido mejor ejecutado y cuál ha dado resultados más satisfactorios.

En este examen parcial del curso no hay color y el Girona, con cuatro victorias y un empate, es tercero con trece puntos mientras que el Mallorca ha sumado cinco. Plantillas de perfil diferente, pero sobre todo, pizarras distintas marcan el devenir de ambos conjuntos. El once catalán apuesta por un plan en el que el protagonista es el balón. El Mallorca no quiere la pelota y tampoco busca retenerla en exceso cuando obra en su poder. En la pizarra del mexicano la principal directriz es meter balones a Muriqi, mientras que el Girona cuenta con más recursos a la hora de transportar el balón hacia la zona de peligro.

Si los resultados son buenos cualquier sistema roza la perfección porque más que nunca en el fútbol el fin justifica los medios. El problema es cuando el plan se tuerce o la idea desde el área técnica no termina de ser bien ejecutada sobre el terreno de juego.

El Mallorca viene de ganar en Vigo tras firmar un partido que solo rozó la discreción y donde cazó tres puntos de la nada. El Girona viene de ganar en Granada tras una primera parte de cine y ver incluso peligrar parte del botín en el segundo tiempo por una mala administración de la ventaja.

En condiciones normales los quinielistas no se juegan la sorpresa en el partido de este mediodía y seguramente apostarán al uno fijo. Pero esto es fútbol y en este deporte es poco prudente vaticinar qué puede suceder. Es posible avanzar por dónde irán los tiros y ahí sí hay que mirar los estilos de ambos entrenadores, su hoja de ruta, sus mensajes y su credo futbolístico. El Girona saldrá a por el partido y el Mallorca exhibirá su versión más conservadora. Pero esto no es noticia. Con un rival al alza, motivado, con ganas de ser protagonista y buscando el área rival, el plan de Aguirre más que nunca es jugar a lo que busca intentar controlar durante este curso: desesperar al rival y pillar una ocasión como en Balaídos y cerrar el partido. Eso es jugar con fuego o a la ruleta rusa, pero es la idea del entrenador y por lo tanto el club la hace suya. Otra cosa es que puedan brillar futbolistas de un perfil nada acorde con correr detrás de la pelota y del contrario como Sergi Darder.

Hoy sin duda se verá más que nunca qué plan puede dar mejores resultados y si la contención gana por encima de la capacidad de generar fútbol. El Mallorca es un libro abierto y hoy plantará una primera línea de cinco defensas con cuatro más por delante y Muriqi delante. Todo lo que salga de aquí será una sorpresa. Sin Mascarell y con la baja ya conocida de Raíllo, el reto es no venir de vacío ante un Girona monumental.

Ser el filial del City te da cierta posición de ventaja, pero luego hay que aplicar una idea, interiorizarla, encontrar jugadores que la pongan en práctica e identificarse con la misma. Todo en general lo ha conseguido un entrenador como Míchel que apuesta por el trato de balón y el buen gusto por el fútbol y la posesión. De momento el Mallorca salvó el primer compromiso difícil hace una semana en Vigo y ahora afronta otro todavía más complejo días antes de recibir al Barcelona en otra cita mayúscula. Un calendario que es muy complicado y que de buenas a primeras muestra ya las primeras curvas en este arranque de temporada. El encuentro arrancará a las dos y será dirigido por Pablo González Fuertes ayudado en el VAR por Carlos del Cerro Grande.