El jugador del Real Mallorca Javi Llabrés celebra el tanto del empate logrado ante el Villarreal el sábado en el estadio de La Cerámica, en Villarreal. | Omar Arnau

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Ingresó en Son Bibiloni con apenas diez años y una década después Javier Llabrés Expósito (Binissalem, 2002) corrió como un poseso y se besó el escudo tras sellar el gol del empate del Real Mallorca en el estadio de La Cerámica. Era el minuto 91 y el binissalemer inscribía su nombre en el selecto club de futbolistas indígenas que han celebrado un tanto con la camiseta bermellona en Primera.

Después de marcar tres goles en la Copa del Rey (uno al Llanera el curso pasado y un doblete ante el Valle de Egüés), Llabrés se estrenaba en la máxima categoría con un gol de oro que significaba un punto clave para alejarse de la zona pantanosa de la clasificación. El extremo isleño, que hace poco más de un mes en Almería desperdició una clara ocasión para darle el triunfo al Mallorca -por la que fue duramente criticado-, se desquitó en Villarreal para romper con esa sequía y marcar su el gol más feliz de su vida. «Tuve una muy clara que fallé en Almería y aunque no te afecta sí que se te queda ahí, y esta vez te quitas un peso de encima, espero que ahora lleguen muchas más», apuntó un futbolista cuyo nombre parecía estar en la rampa de salida porque apenas tenía oportunidades, pero al que el gol del pasado sábado le puede dar la confianza necesaria.

Llabrés, que ha desfilado por todas las categorías inferiores del Real Mallorca desde que ingresó en la entidad con 10 años, se estrenó de la mano de Luis García Plaza en un duelo copero ante el Gimnástica Segoviana en diciembre de 2021, con 19 años. Fue titular en ataque junto a Fer Niño y Abdón Prats. Jugó en la siguiente eliminatoria en Llanera y marcó el 0-5.

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Apenas un mes después recibió su bautismo en Primera División ante el Barcelona en Son Moix. Ingresó en el terreno de juego en el minuto 71 por Kang In Lee. En la temporada siguiente, después de tener una aparición residual (apenas un cuarto de hora ante el Rayo) se marchó cedido al Mirandés, donde adquirió minutos y experiencia. Jugó 14 encuentros y marcó un gol. Una buena cesión que le permitió no solo regresar en verano sino ser inscrito como futbolista del primer equipo (del dorsal 34 al 19) y renovar su contrato hasta 2026.

En el presente campeonato ha gozado de protagonismo en el torneo del K.O. (titular en tres encuentros y dos goles), pero en la Liga no acaba de explotar. A pesar de sus buenas actuaciones en algunos encuentros, todavía no ha sido titular en la Liga y su promedio de minutos apenas llega a los doce por encuentro.

El gol del pasado sábado en Villarreal es un tanto con denominación de origen que le puede servir para recuperar la confianza y alzar la voz.