Vergüenza en Pasarón

El regreso del Mallorca a la competición era desolador y la primera mitad de la eliminatoria, como todo lo que vendría luego, para tirar directamente a la papelera. El equipo, que se iba de vacaciones con una figura esbelta y un rostro radiante, volvía al ruedo apático y desfigurado, sin rastro de esa velocidad que le corría por el cuerpo a finales de diciembre. El Pontevedra, descargado de obligaciones y en el punto contrario, ya intentaba buscarle las cosquillas desde el principio, aprovechando las malas conexiones del centro del campo y el mal estado del terreno de juego, que aunque también le jugaba alguna pasada, hacía que se sintiera menos incómodo que el conjunto balear, incapaz de encontrar a su sitio. Aun así no era agobiante la fuerza gallega en los minutos iniciales. El Mallorca, fiel a sus guiones de partido, mantenía una calma relativa en defensa y esperaba que el paso de lo minutos fuera despejándole el camino.

La primera ocasión llevaba el sello local. Chiqui, que después no podría acabar la primera parte y tendría que ser sustituido antes del descanso, abría el fuego con un disparo demasiado cruzado que si bien no llegaba a ningún sitio, quedaba registrado a modo de aviso. Empezaba a gestarse el desastre.

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Porque no iba de farol el conjunto de Yago Iglesias. Insuperable desde el pasado mes de octubre, poco tenía que perder el Pontevedra, que además de venía engordar su propio sueño después de capturar a otras grandes piezas como el Levante y el Villarreal. Un regalo adelantado de Reyes iba a encender la mecha. Un mal pase atrás de Valery, otro intento de centro aún peor de Toni Lato y un balón perdido en zona sensible. Dalisson, verdugo del Villarreal con un zapatazo espectacular, mejoraba su obra anterior con un remate lejano y envenenado que sorprendía a Leo Román y ponía boca abajo la confrontación.

El Mallorca, alimentado en ataque por los chispazos de Robert Navarro, apenas llegaba a la portería local pero a la media hora encontraba un agujero por el que colarse. El problema es que Abdón Prats, solo ante Manu Vizoso, decidía mal y su intento de vaselina se perdía por la línea de fondo. Una ocasión clarísima que al menos mostraba síntomas de vida.

El descanso concedía una nueva ocasión al Mallorca, en el que entraba Darder por un desaparecido Antonio Sánchez. Pero antes de que se atisbara el primer amago de reacción aparecía un exbalearico, Yelko Pino, para firmar otro golazo y apagar casi todas las luces de la eliminatoria.

Jagoba, en un último intento por reanimar a su equipo, volcaba en el césped toda la dinamita que guardaba en el banquillo mientras Leo Román mantenía un hilo de esperanza con dos paradones a tiros de Dalisson y Garay. El sufrimiento no cesaba, pero faltaba lo peor. Un error grosero de Copete le daba a Rufo y al Pontevedra el lazo que faltaba para terminar de envolver al partido y avergonzar a un Mallorca indigno en Pasarón.