Nadal despejó las dudas surgidas en las semifinales, cuando pasó serios apuros para superar a Pablo Andújar en una muerte súbita dramática (12-10), y hoy levantó el trofeo de este ATP 500, disputado en tierra batida al imponerse por 6-3 y 7-6 (3), necesitando de nuevo un 'tie-break', pero con menos incertidumbre que el sábado.
El líder de la ATP recuperó hoy la concentración y el control de la pelota, jugó con cautela, desde el fondo de la pista y se hizo dueño de la precisión en las bolas largas de la que careció en la víspera.
Sólo cometió cuatro errores no forzados en el primer set, mientras que Dolgopolov, muy agresivo, como había avisado Nadal en la víspera, se arriesgó mucho para buscar las líneas y ángulos con los que sorprender al número uno, lo que le costó cometer demasiados errores.
Otra arma de Dolgopolov, 54 en el escalafón mundial, fue la potencia de su servicio, con la que facturó cuatro saques directos en el primer set y seis en el segundo.
En ese capítulo, el número uno del mundo anotó tres saques directos en todo el partido, algunos de ellos rozando los 200 kilómetros por hora, demostrando que su espalda está en mucho mejor estado que en días anteriores.
Para Nadal esta victoria supuso un regreso triunfal a las canchas después de que el pasado 26 de enero perdiera la final del Abierto de Australia ante el suizo Stanislas Wawrinka, con unos fuertes dolores de espalda que después le obligaron a perderse el ATP de Buenos Aires y le dificultaron la preparación para este torneo.
El año pasado Brasil también fue el escenario de la primera victoria de Nadal después de una lesión, en ese caso en el ATP 250 jugado en Sao Paulo, que fue su primer éxito tras pasar siete meses en el dique seco por su grave lesión de rodilla.
En el primer set, Dolgopolov trató de tomar la iniciativa, pero Nadal, en un comienzo algo calculador y a la defensiva, supo contrarrestar las arremetidas de su contrincante, en un set en el que fue muy preciso y casi no cometió errores.
El mallorquín rompió el servicio en el cuarto juego (3-1), dejando a cero a su rival, y mantuvo la ventaja durante el set.
Fue decisiva la fuerza mental de la que hizo gala en el séptimo juego, cuando levantó tres bolas de ruptura en contra, la primera de ellas tras un gran peloteo, en el que Nadal corrió de punta a punta de la pista para levantar un globo y devolver con éxito dos dejadas del ucraniano.
En la segunda quebró a su rival aún más rápido (2-1) y después consiguió administrar su ventaja, aunque no fue ningún camino de rosas, ya que el ucraniano continuó sacando con fuerza y echando mano de un juego versátil.
Cuando parecía que todo estaba decidido, el ucraniano se sacó una última carta de la manga y rompió por primera vez el servicio al de Manacor para igualar 5-5, una igualada que forzó llegar al juego de desempate.
En la muerte súbita Nadal, rápidamente tomó ventaja y abrió un 4-2, para luego acabar liquidando el partido con un gran golpe a la línea y un saque que el ucraniano no pudo devolver.
Este fue el título número 62 en la carrera de Nadal y su tercer triunfo en tierras brasileñas después de que ganara dos abiertos, el primero en Costa do Sauípe en 2005, cuando era un desconocido de 18 años, y el del año pasado en Sao Paulo, tras su lesión.
ATP 500 de Río de Janeiro que reparte 1,3 millones de dólares en premios, tuvo lugar en el Jockey Club Brasileño, un hipódromo próximo a la montaña del Corcovado, cuya icónica estatua del Cristo Redentor se divisa desde la pista central.
Con su triunfo Nadal sumó así 500 puntos en la clasificación de la ATP y recibió un premio de 316.400 dólares, mientras que Dolgopolov se embolsó 142.650 dólares y obtuvo 300 puntos.
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