Imagen de la rueda de prensa, en la que han participado, de izquierda a derecha, Antoni Aguiló, vicerrector de Campus, Cooperación y Universidad Saludable; Llorenç Huguet, rector, y Maria antònia Fornés, vicerrectora de Cultura, Projecció Social i Seus Universitàries. | Joan Torres

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El revuelo social y mediático de cara al exterior, y a la vez interno en el seno de la Universitat de les Illes Balears, que ha generado la renuncia del tenista mallorquín Rafael Nadal a ser propuesto como doctor honoris causa por parte de la máxima institución académica, ha servido para trasladar a la opinión pública las discrepancias existentes en el engranaje de la UIB.

Tras conocerse las intenciones del número uno del mundo, y dada la expectación generada por el asunto, el rector de la UIB, Llorenç Huguet, compareció ante los medios informativos para ofrecer la postura oficial de la institución. Acompañado por sus vicerrectores, Antoni Aguiló y Marian Antònia Fornés, expuso los argumentos que llevaron al equipo de gobierno a activar la maquinaria para proponer al mejor deportista isleño de todos los tiempos al doctorado honoris causa. Huguet admitió contactos con el padre de Rafael Nadal para plantearle la idea, que fue aceptada por el deportista y su entorno. Tras ello, «a nivel del Consell de Direcció iniciamos los trámites para trasladarlo al Consell de Govern. En otras circunstancias, no habría tanta presión, pero en éstas creíamos que lo mejor era anunciarlo en ese momento, porque era difícil esconder esa idea, ese nombre», explicó el rector de la Universitat.

Huguet admitió que en el Consell de Govern no se produjeron intervenciones opuestas a la idea, aunque sí algunos miembros expusieron sus posturas sobre el tema. «Y al día siguiente, vimos opiniones contrarias en los medios», lamentó. «Se generaron un debate y una polémica que él (Nadal) entiende que afectan a la UIB», explicó, a la vez que recordó que «seguimos el procedimiento habitual, no se puede criticar». Además, Huguet fue claro al afirmar que creía «que pese a todo, se podía sacar adelante esta proposición».

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La llegada de la carta del tenista notificando que declinaba optar a la distinción -y deseaba lo mejor a la UIB- supuso para el rector «un revés. No es una situación agradable, pero el futuro nos dará más ocasiones».

Molesto

Llorenç Huguet dejó ver que las críticas por supuestos fallos en el procedimiento «enmascaran otros tipos de razones» que justifican la oposición al doctorado, renunciando a responder sobre si tras el rechazo al nombramiento de Nadal por un segmento de la comunidad universitaria existe una crítica a su actitud al mantenerse al margen de conflictos lingüisticos.

«Aceptamos las discrepancias y el debate, pero pensamos que deben canalizarse a través de nuestros órganos de gobierno, y no en los medios», recordó, para finalizar afirmado que «es curioso que, mientras aquí le hacemos la guerra, la ciudad de París le haya entregado las llaves de oro».